Pontificia, Real, Ilustre, Franciscana y Muy Antigua Hermandad del Santo Rosario de la Divina Pastora de las Almas y Redil Eucarístico -CANTILLANA-

jueves, 28 de febrero de 2013

Última aparición pública de Benedicto XVI

Repican las campanas ante la última aparición pública de Joseph Ratzinger como Benedicto XVI. Ha tenido lugar en el balcón de la residencia de Castel Gandolfo, frente a cientos de fieles que le aclamaban emocionados entre pancartas, cánticos y lágrimas. Había llegado en helicóptero minutos antes procedente del Vaticano. “Ya no soy el pontífice, sino un peregrino más que comienza la última fase de su peregrinaje en esta tierra”, dijo a la multitud. A las ocho de la tarde se hizo efectiva su renuncia, hora en que la guardia suiza cerró la puerta del edificio y se retiró. A partir de entonces, el trono del sucesor de San pedro ha quedado vacante. Desde el próximo lunes, 115 cardenales decidirán la fecha de comienzo del cónclave que elegirá al próximo Pastor de la Iglesia Universal.


miércoles, 27 de febrero de 2013

Adiós a Benedicto XVI

Este jueves 28 de febrero, a las 8 de la tarde se hará efectiva la renuncia del Papa Benedicto XVI y se iniciará el periodo de sede vacante hasta la elección del nuevo Pastor de la Iglesia. S.S. el Papa abandonará el Palacio Pontificio del Vaticano a las 16:55 horas siendo despedido en el Patio de San Dámaso por un piquete de la Guardia Suiza y en un automóvil, acompañado del Secretario de Estado, el cardenal Bertone, se trasladará al helipuerto del Vaticano, de donde en un helicóptero viajará hasta Castel Gandolfo, a una treintena de kilómetros al sur de Roma.

En el helipuerto de la Villa Pontificia será recibido por las autoridades civiles y religiosas locales y alrededor de las cinco y media de la tarde se asomará al balcón principal de la residencia papal para saludar a los fieles reunidos en la plaza. Ese será el último acto público del Pontífice y la única señal visible que anunciará que Benedicto XVI ya no es Papa se verá a las ocho de la tarde, cuando la Guardia Suiza que presta guardia en la puerta del palacio de Castel Gandolfo concluya su servicio y abandone el lugar. A partir de ese momento, la Guardia Suiza dejará de prestar servicio a Ratzinger, cuya seguridad seguirá estando garantizada por la Gendarmería Vaticana.

Todo ello será recogido por las cámaras del Centro Televisivo Vaticano y retransmitido en directo en nuestro blog, al igual que hemos ido ofreciendo los últimos actos públicos de este Pontificado.

En la última y multitudinaria Audiencia General de este miércoles el Papa se expresó en español con el siguiente mensaje:

"Queridos hermanos y hermanas:

Muchas gracias por haber venido a esta última audiencia general de mi pontificado. Asimismo, doy gracias a Dios por sus dones, y también a tantas personas que, con generosidad y amor a la Iglesia, me han ayudado en estos años con espíritu de fe y humildad.

Agradezco a todos el respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante, que he tomado con plena libertad. Desde que asumí el ministerio petrino en el nombre del Señor he servido a su Iglesia con la certeza de que es Él quien me ha guiado. Sé también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce por medio de hombres.

Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la Iglesia su luz. En este Año de la fe invito a todos a renovar la firme confianza en Dios, con la seguridad de que Él nos sostiene y nos ama, y así todos sientan la alegría de ser cristianos.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y de los países latinoamericanos, que hoy han querido acompañarme.
Os suplico que os acordéis de mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los Señores Cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro.

Imploremos todos la amorosa protección de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia.

Muchas gracias. Que Dios os bendiga".



Benedicto XVI: balance de su Pontificado


El 16 de abril de 2005 cumplía 78 años. El cardenal Joseph Ratzinger tenía ante sus ojos la apertura inminente del cónclave. A los tres días, el 19 de abril, era elegido Papa, el 264 sucesor del apóstol San Pedro. Iniciaba así una nueva etapa en su vida.

Más de uno habrá pensado, en aquel día de abril de 2005: ¿qué puede hacer un hombre que empieza a ser Papa a los 78 años? Nos gustaría encontrar parte de la respuesta ahora, en febrero de 2013, cuando va a renunciar a su misión petrina. Descubriremos con asombro que se pudo hacer mucho en el mundo de lo visible y cuantificable. Lo invisible, lo más profundo, lo que llega a los corazones, sólo lo conoce Dios.

Benedicto XVI asumió, desde el inicio de su trabajo como Papa, el mensaje íntegro del Concilio Vaticano II, como explicó a los cardenales que lo habían elegido. Buscó defenderlo de interpretaciones erróneas. Supo tender la mano a quienes, como los seguidores del obispo Lefebvre, no lo habían comprendido. Intentó aplicarlo de modo correcto y profundo en puntos no siempre bien interpretados.

Con la mirada puesta en el Concilio convocó un Año de la fe (2012-2013), para celebrar y meditar, tras 50 años de su inicio, lo que significó aquel acontecimiento iniciado por Juan XXIII y llevado a puerto por Pablo VI.

En estos casi ocho años el Papa nos ha regalado tres encíclicas. La primera (Deus caritas est), firmada en diciembre de 2005 y publicada a inicios de 2006, está dedicada al tema del amor. La segunda (Spe salvi), dada a luz a finales de 2007, trata de la esperanza. La tercera (Caritas in veritate), de 2009, analiza y aplica la doctrina social de la Iglesia para el contexto que ahora vive el mundo globalizado.

En estos años Benedicto XVI ha presidido cinco Sínodos de los obispos. Uno dedicado a la Eucaristía (en 2005); otro a la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia (en 2008); dos especiales, uno para África (en 2009) y otro para analizar la situación de los católicos en Medio Oriente (en 2010); y uno para el tema de la Nueva evangelización (en 2012).

Por lo que se refiere a sus viajes apostólicos, el Papa realizó importantes viajes fuera de Italia: a Brasil (en 2007), para dar inicio a los trabajos de la Conferencia general del episcopado latinoamericano. A varios países de África: Camerún y Angola (en 2009), y a Benin (en 2011, para entregar la exhortación postsinodal Africae munus). A varios países de Europa: Alemania (en los años 2005, 2006 y 2011), España (2006, 2010 y 2011), Polonia (2006), Austria (2007), Francia (2008), República Checa (2009), Gran Bretaña y Portugal (2010).

Viajó a Turquía, tras las huellas de san Pablo, en 2006. También visitó los Estados Unidos de América y dirigió un importante discurso a las Naciones Unidas (en abril de 2008). Llegó hasta las lejanas tierras de Australia, para la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney (2008). Y visitó, como lo habían hecho Pablo VI y Juan Pablo II, Tierra Santa (mayo de 2009).

En el año 2012 tuvo el valor de volar a América para visitar México y Cuba. Y también ese mismo año quiso visitar el Líbano para entregar simbólicamente a todos los católicos de Medio Oriente la exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in Medio Oriente.

Sin poder llegar físicamente, el Papa tuvo siempre muy cerca de su corazón a los católicos en China, a los que envió una importante carta el 27 de mayo de 2007, y a los que acompañó con reuniones especiales tenidas en el Vaticano durante estos años.

Italia también fue objeto de 30 viajes del Vicario de Cristo. El último, el 4 de octubre de 2012, lo llevó como peregrino a Loreto, para evocar el famoso viaje que Juan XXIII hiciera poco antes del Vaticano II.

En la diócesis de Roma el Papa se hizo presente en varias parroquias, con el deseo de contactar directamente con los párrocos y los fieles de la Ciudad Eterna. Conservan una frescura especial sus discursos, espontáneos, a los sacerdotes de la Ciudad Eterna y a los seminaristas del Colegio romano.

En estos años de pontificado Benedicto XVI acogió a millares de obispos de todo el mundo. Llegados a Roma para la visita que hacen, cada cinco años (o con un espacio de tiempo mayor), al Sucesor de Pedro, o por otros motivos, encontraron en el Papa a un hermano en el episcopado y a un servidor incansable del Evangelio.

En estos años promovió varias iniciativas para avivar la vida de la Iglesia. En el año 2008 inauguró un Año paulino, para recordar el bimilenario del nacimiento de san Pablo. De junio de 2009 a junio de 2010 ha invitado a los sacerdotes y a los fieles de todo el mundo a un Año sacerdotal, tras cumplirse 150 años de la muerte del cura de Ars. Y desde octubre de 2012 la Iglesia se encuentra en el Año de la fe, que terminaría, Dios mediante, en noviembre de 2013.

En estos años dirigió su palabra, casi sin interrupción, en centenares de audiencias generales de los miércoles en el Vaticano. En ellas, acogió y concluyó un ciclo temático dedicado a los Salmos, que había sido iniciado por Juan Pablo II en sus últimos años de Papa. Luego, empezó una serie de catequesis sobre los apóstoles y los discípulos más cercanos al Señor, sobre la Iglesia primitiva, sobre los Santos Padres y sobre los santos y hombres de fe más representativos a lo largo de los siglos. Durante estas catequesis insertó un ciclo sobre san Pablo (2008-2009), y varias audiencias estuvieron dedicadas al Año sacerdotal o a diversos acontecimientos de la Iglesia. Las temáticas de los últimos meses fueron la oración y, con motivo del Año de la fe, esa virtud teologal que nos une a Dios y a su mensaje.

En estos años, Benedicto XVI promovió la vida litúrgica, especialmente la centralidad de la Eucaristía. Tienen una importancia especial dos documentos: la exhortación apostólica postsinodal Sacramentum caritatis (publicada en 2007); y el Motu Proprio Summorum Pontificum sobre la Liturgia romana anterior a la Reforma de 1970 (también publicado en 2007). Ha habido otras medidas concretas, como la petición de una más fiel traducción de las palabras consacratorias de la Misa. Estas intervenciones buscaron rescatar el genuino sentido de la liturgia y revitalizar el rito romano de la Misa usado hasta las reformas del Concilio Vaticano II.

No podemos olvidar tantas homilías en las que Benedicto XVI, con un profundo sentido espiritual, quiso ilustrar signos y aspectos que forman parte de la liturgia de la Iglesia y que merecen ser vividos de modo consciente y en un clima de fe orante.

En estos años el Papa dio pasos concretos en el diálogo ecuménico y tomó disposiciones para acoger a grupos importantes de la iglesia anglicana que deseaban volver a la plena comunión con la Iglesia católica (especialmente con la constitución apostólica Anglicanorum coetibus, publicada en 2009).

En estos años promovió el diálogo interreligioso, con momentos de mayor visibilidad durante las ya recordadas visitas a Turquía (2006) y a Tierra Santa (2009), y en la histórica presencia de Benedicto XVI en la Sinagoga de Roma (en enero de 2010).

En estos años pudo continuar su trabajo como teólogo al dar forma concreta a un sueño que llevaba en su corazón antes de ser elegido Papa: escribir tres libros sobre Jesucristo, dos con el título de Jesús de Nazaret, publicados en 2007 y 2011 respectivamente; y otro sobre La infancia de Jesús (2012).

Se podrían comentar tantos otros aspectos eclesiales, culturales, teológicos, filosóficos, y simplemente humanos, de estos casi ocho años que han marcado el corazón y la vida de la Iglesia desde los gestos y las palabras de un Papa, Benedicto XVI, que fue elegido con 78 años, y que supo trabajar, sencillamente, con la mirada fija en quien un día le llamó y le dijo: “Sígueme”.

Hoy está a punto de dejar su puesto de Vicario de Cristo, de Sucesor de san Pedro. Libremente, con un gesto valiente y bien ponderado, vuelve a confiar en el Maestro y espera, con su renuncia, dejar espacio a la llegada de un nuevo Obispo de Roma que tenga las energías y la salud necesarias para guiar a la Iglesia en estos momentos de la historia.

Llenos de gratitud hacia este “humilde servidor”, millones de católicos elevan una oración agradecida y una súplica confiada a Dios Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo, con la intercesión de la Virgen Santísima y de los Santos, por la salud y las intenciones de Benedicto XVI.

En estos momentos de intensa emoción, recordamos sus primeras palabras como Obispo de Roma, el 19 de abril de 2005, cuando saludaba a la gente desde el balcón central de la Basílica de San Pedro:

“Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor.

Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones.

En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda continua, sigamos adelante. El Señor nos ayudará y María, su santísima Madre, estará a nuestro lado. ¡Gracias!”


(Fuente: Catholic.net)

martes, 26 de febrero de 2013

Retransmisión en directo de la última Audiencia de Benedicto XVI


Este miércoles a partir de las diez y media de la mañana, retransmitiremos en directo, gracias a la señal del Centro Televisivo Vaticano, la última Audiencia de S.S. Benedicto XVI. Habitualmente, durante el periodo de invierno, las Audiencias del Santo Padre se llevan a cabo en la Sala Pablo VI, pero en esta ocasión tan especial se realizará en la Plaza de San Pedro, debido a la gran asistencia de fieles y peregrinos que desean ver al Papa en esta última aparición pública antes que se haga efectiva su renuncia el próximo jueves 28 de febrero.


 

lunes, 25 de febrero de 2013

La difamación y el anonimato en internet


El auge de las nuevas tecnologías ha permitido que todo el mundo pueda expresarse con libertad a través de internet. Esta libertad, sin embargo, incentiva también la conducta de esos individuos que, amparados en el anonimato, se dedican a “tirar la piedra y esconder la mano”, insultando, difamando y soltando por su boca lo primero que se les pasa por la cabeza, sin pararse a pensar (o quizás sí) el daño que puedan producir de forma gratuita.

Una sociedad en la que se puede decir todo tipo de improperios y falsedades, sin dar la cara, es una sociedad que camina hacia la confusión, una sociedad enferma donde se pone en peligro la convivencia. Por suerte están ya muy lejanos los tiempos en que una simple acusación anónima era suficiente para llevar a la hoguera o al pelotón de fusilamiento al más inocente de los mortales. Hoy día nuestro Código Penal recoge en su artículo 209 que “las injurias hechas con publicidad verán incrementadas su pena”, por lo que las injurias y calumnias emitidas por internet son agravadas por la posibilidad que ofrece de difundir un contenido a muchos lugares distintos al mismo tiempo.


La Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio Electrónico, también regula el tema de la responsabilidad civil de los intermediarios en su ámbito de aplicación; al igual que la Constitución Española que en su artículo 18 nos dice que “ la ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos”.

Desde un primer momento, nuestro blog abogó por no permitir ningún tipo de comentario anónimo, frente al descrédito de ciertos foros, webs o blogs que dan cabida y amparan a este tipo de comentarios, revelando así la catadura moral de sus administradores que, con su escaso entendimiento y capacidad, creen que al potenciar el morbo van a ganar adeptos a su causa, seguidores o visitas diarias, haciéndose abanderados del “todo vale” o de la equivocada máxima que dice que “el fin justifica los medios”. El que practica la sinvergonzonería en internet la aplica también en todos los ámbitos de su vida, en su familia, en su casa o en su puesto de trabajo (público o privado) y no puede venir después a intentar darnos lecciones de nada.

Ningún blog que alardee de ser pastoreño, de tener un carácter eminentemente “pastoral y divulgativo”, de que algunos de los comentarios publicados “provienen de sacerdotes, y personas relevantes de la Iglesia y del mundo de la cultura”, donde los lectores aportan su opinión “siempre desde el respeto y la educación que caracteriza a los pastoreños” puede permitir a diario comentarios como este que reproducimos aquí, y sin que sirva de precedente, para denunciarlo públicamente:

“pastoreño indignado dijo:
La actividad y entusiasmo de este medio de comunicación pastoreño, al que alabo, contrasta con el desgano y estancamiento que vemos en la hermandad (no sólo la junta de gobierno, sino toda la hermandad) y que se puso de relieve una vez más en el cabildo de cuentas del otro dia, que no levantó espectación (sic) ninguna y se tuvo que esperar a la segunda convocatoria por falta de hermanos.

Ningun proyecto ilusionador y aglutinador de los hermanos, ninguna propuesta interesante, ninguna crítica a la cuentas ni a la misteriosa gestión de la pirotecnia... muchas palmas artificiales, de las cuatro ciegas y los niñatillos sin edad oficial, y muchas autoalabanzas del máximo responsable”.[..].

¿Es esto respeto y educación? ¿Dónde está presente el carácter pastoral y divulgativo? Juzguen ustedes.

Ni qué decir tiene que no vamos a responder, desde aquí, a este sujeto, sin duda proveniente del “mundo de la cultura ”y del “pensamiento ilustrado”, pero podríamos decirle que si tenía que hacer alguna crítica a las cuentas, proponer algo interesante sobre lo allí debatido o necesitaba alguna aclaración, podía haberlo hecho allí, como hicieron otras personas, no tenía que haber esperado a llegar a su casa y  esconderse cobardemente bajo un seudónimo para insultar y faltar al respeto a los allí presentes, todos pastoreños, cosa que no se atrevería a hacer cara a cara, algo que dice mucho sobre su falta de coraje y su pobre personalidad. Sus manifestaciones son propias de los que pertenecen a ese grupo que de forma sectaria, sistemática y obsesiva, lleva tres años intentando dinamitar la convivencia con argumentos vacíos, sin aportar absolutamente nada y faltando deliberadamente a la verdad, jugando a no se sabe qué, probablemente porque no tengan otra cosa mejor que hacer, ni ningún tipo de entretenimiento productivo.

Un pastoreño que se precie de serlo, si tiene alguna queja o quiere hacer una propuesta, la hace en la Casa Hermandad, que es la casa de todos los pastoreños, al igual que si un hermano tiene algo que decirle a otro, o un hijo quiere reprocharle algo a su madre, lo hace en el ámbito de su casa y no lo hace en una plaza pública o en un medio de comunicación para que se entere todo el mundo, a no ser que lo que pretenda sea hacer daño y destruir a su familia.

El Catecismo de la Iglesia Católica dice, en su apartado dedicado al uso de los medios de comunicación social, que “en cuanto a su contenido, la comunicación sea siempre verdadera e íntegra, salvadas la justicia y la caridad; además, en cuanto al modo, ha de ser honesta y conveniente, es decir, debe respetar escrupulosamente las leyes morales, los derechos legítimos y la dignidad del hombre, tanto en la búsqueda de la noticia como en su divulgación [...] sus responsables tienen la obligación, en la difusión de la información, de servir a la verdad y de no ofender a la caridad. Han de forzarse por respetar con una delicadeza igual, la naturaleza de los hechos y los límites y el juicio crítico respecto a las personas. Deben evitar ceder a la difamación”.

La libertad de expresión es un derecho que debe ir unido a la mención de responsabilidad. Un anónimo o una persona bajo un seudónimo no puede dar una opinión, las opiniones las dan las personas físicas o las instituciones con nombre y apellidos. El dar valor a los anónimos es propio de regímenes totalitarios y faltos de libertades, esos que no creen en la democracia ni aceptan los resultados electorales cuando le son adversos.

El único anonimato admisible en nuestra hermandad es el de aquellas personas que de forma anónima se ponen día a día a disposición de la hermandad sin esperar un reconocimiento público, que lo dan todo sin pedir nada a cambio, frente a otros que están instalados en la vanidad y la autocomplacencia; aquellas personas que dan más de lo que tienen, frente a otras que aportan menos de lo que pueden; esas personas anónimas que nunca tienen palabras de reproche para su hermandad, sino siempre palabras de ánimo e ideas constructivas. Son ese tipo de personas, que sólo miran por el bien de su hermandad, las que pueden ponerse delante de su Divina Pastora y con la mirada limpia y la conciencia tranquila pueden decir con orgullo “Yo soy pastoreño”.

El servicio de la caridad en la vida de la Iglesia


Queridos hermanos y hermanas:

Está a punto de publicarse la Guía de la Acción Social de la Iglesia en Andalucía por iniciativa de Cáritas Regional y de CONFER. En ella encontraremos una referencia completa de cada una de las instituciones que trabajan al servicio de los niños, ancianos, drogodependientes, personas sin hogar, minorías étnicas marginadas, enfermos de sida, reclusos y ex reclusos y sus familias, personas dependientes, mujeres en situación de exclusión y todos nuestros hermanos necesitados de la ayuda cercana y fraterna de la Iglesia. Son obras y servicios de nuestras Iglesias diocesanas en Andalucía, de nuestras Hermandades y Cofradías, de diversas instituciones eclesiales, y muy especialmente de los religiosos y religiosas, que con tanta entrega sirven a los más pobres.

Agradezco la publicación de esta obra, que servirá para que los pobres, las víctimas de la crisis económica y cuantos desgraciadamente van quedando al margen del desarrollo social, encuentren orientación y respuesta a sus necesidades. Coincide su aparición con la publicación del Motu proprio del Papa Benedicto XVI sobre "El servicio de la caridad", que entró en vigor el pasado 10 de diciembre. En él se afirma que la naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: el anuncio de la Palabra de Dios, la celebración de los sacramentos y el servicio de la caridad. Son tareas que se implican mutuamente y no pueden separarse unas de otras. En concreto, "el servicio de la caridad es también una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia". Este servicio, que es un imperativo del mandamiento nuevo que el Señor nos dejó, puede ejercerse individualmente, pero ha de ser ejercido también en su dimensión comunitaria de manera ordenada desde las instituciones diocesanas, de la vida consagrada o de otras realidades eclesiales.

En el citado documento afirma el Papa que "es propio de la estructura episcopal de la Iglesia que los Obispos, como sucesores de los Apóstoles, tengan en las iglesias particulares la primera responsabilidad de cumplir el servicio de la caridad". Así sucedía en la antigüedad cristiana. El ejercicio de la caridad no se entendía al margen del Obispo. Por ello, estaba institucionalizado, reglado y centralizado, hasta el punto de que no existía la caridad individual. Los fieles entregaban sus limosnas al Obispo, quien a través de los diáconos, las distribuía a los pobres. El ejercicio de la caridad individual se consideraba como una ofensa al Obispo, puesto que podía dar a entender que no se preocupaba de los pobres. Esto quiere decir que a los Obispos nos corresponde cumplir en primera persona este ministerio e impulsar en nuestras Iglesias particulares la actividad caritativa, en la que se perciba, como afirma el Papa, el auténtico amor a la persona que se encuentra en necesidad, un amor que se alimenta en el encuentro diario con Cristo, favoreciendo al mismo tiempo la educación de nuestras comunidades en la solidaridad, el respeto y el amor según la lógica del Evangelio.

El Obispo diocesano es el primer responsable de la diaconía de la caridad en la Iglesia particular que tiene encomendada. Debe además favorecer y sostener las iniciativas de servicio a los pobres, suscitando en los fieles el fervor de la caridad fraterna hacia los hermanos más desfavorecidos. Debe también procurar que los responsables inmediatos de las instituciones diocesanas de caridad y de servicio cuiden su identidad más genuina, la muestren de forma confesante y no vergonzante, sin sucumbir al peligro de la secularización interna, que hace de nuestras instituciones sociales ONGs asépticas, que olvidan sus raíces cristianas. La motivación del compromiso de nuestros voluntarios y técnicos no puede ser otra que la fe en Jesucristo y "el amor de Dios, derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado" (Rom 5,5), un amor que brota del amor salvador de Cristo, celebrado en la liturgia y experimentado cada día en el encuentro cálido con el Señor en la oración y en la participación en los sacramentos, especialmente la eucaristía y la penitencia. Sólo así, "contemplando el misterio y cercanos a los pobres", como dice el Mensaje del último Sínodo, amaremos a los pobres como Dios los ama, con el mismo amor de Jesús.

Quienes trabajan en las obras sociales y caritativas de la Iglesia deben ser cristianos cabales, verdaderos creyentes, hombres y mujeres convertidos, que oran, que aman a Jesucristo y a la Iglesia, que están insertos en sus parroquias, que tienen corazón de apóstol y que son conscientes de que a través de su acción están colaborando en la Nueva Evangelización, que para ser creíble necesita el refrendo de nuestro amor fraterno y solidario. De lo contario, no podrán superar la frialdad organizativa y burocrática que en algunos casos se apodera de las instituciones eclesiales de servicio.

Para todos, y muy especialmente para quienes trabajan en las obras sociales de la Iglesia, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla

domingo, 24 de febrero de 2013

Último Angelus de Benedicto XVI


Ante una plaza de San Pedro abarrotada de fieles para el rezo del último Ángelus, Benedicto XVI reveló: “El Señor me llama a dedicarme todavía más a la plegaria y a la meditación. Pero esto no significa abandonar a la Iglesia”.

El Papa precisó que “al contrario, si Dios me pide esto es precisamente para que yo pueda continuar sirviendo a la Iglesia con la misma dedicación y el mismo amor con que lo he hecho hasta ahora, pero de un modo más adecuado a mi edad y a mis fuerzas”. Una y otra vez, los fieles le interrumpían con aplausos y el Papa se los agradecía.

La plaza era un mar de brazos que saludaban, de pancartas-muchas de ellas con una simple palabra: “Gracias”- y de banderas. Para muchos romanos, que no podrán venir a la última audiencia general el próximo miércoles a las 10.30 de la mañana, el Ángelus del domingo era la despedida definitiva.

Benedicto XVI comentó el Evangelio del día, el relato de la Transfiguración en el Monte Tabor, que para él tenía un significado especial cuando “el Señor me llama a subir al monte y dedicarme todavía más a la plegaria y la meditación”. En sus comentarios, el Papa señaló que “la plegaria no significa aislarse del mundo y de sus contradicciones”.

Como siempre, después de recitar el Ángelus, el Papa añadió comentarios en seis idiomas incluido el español. Una vez más, sus palabras en español fueron las más extensas: un saludo afectuoso y un resumen completo de lo que había explicado al principio en italiano sobre el Evangelio del día:

“Saludo cordialmente –dijo- a los peregrinos de lengua española, y a cuantos se unen a esta oración mariana a través de los medios de comunicación, agradeciendo también tantos testimonios de cercanía y oraciones que me han llegado en estos días”.

“Jesús –continuó el Papa- nos dice el Evangelio de hoy, subió al monte a orar, y entonces se trasfiguró, se llenó de luz y de gloria. Manifestaba así quién era él verdaderamente, su íntima relación con Dios Padre. En el camino cuaresmal, la Transfiguración es una muestra esperanzadora del destino final al que lleva el misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Y también un signo de la luz que nos inunda y transforma cuando rezamos con corazón sincero”.

“Que la Santísima Virgen María –dijo como despedida- nos siga llevando de su mano hacia su divino Hijo. Muchas gracias, y ¡feliz domingo a todos!”.

Los fieles de lengua española se lo agradecieron con otro aplauso atronador.

(Fuente: abc.es)

sábado, 23 de febrero de 2013

Retransmisión en directo del último Angelus de Benedicto XVI

Este domingo 24 de febrero, retransmitiremos en directo, gracias a la señal del Centro Televisivo Vaticano, el último Angelus de S.S. Benedicto XVI desde la plaza de San Pedro, en la que miles de fieles venidos de todo el mundo asistirán al tradicional rezo mariano en la penúltima aparición pública de su pontificado,  antes de que el próximo miércoles 27 celebre su última Audiencia General.


Con la retransmisión de esta cita de especial relevancia para la Iglesia Católica, nuestros habituales lectores y visitantes podrán ser testigos en directo de las palabras del Santo Padre y rezar con él esta oración en recuerdo de la Anunciación y Encarnación del Verbo Divino.



Año de la Fe, año del Catecismo (II)


CAPÍTULO SEGUNDO
DIOS VIENE AL ENCUENTRO DEL HOMBRE. LA REVELACIÓN DE DIOS

6. ¿Qué revela Dios al hombre?
Dios, en su bondad y sabiduría, se revela al hombre. Por medio de acontecimientos y palabras, se revela a sí mismo y el designio de benevolencia que él mismo ha preestablecido desde la eternidad en Cristo en favor de los hombres. Este designio consiste en hacer partícipes de la vida divina a todos los hombres, mediante la gracia del Espíritu Santo, para hacer de ellos hijos adoptivos en su Hijo Unigénito.

7. ¿Cuáles son las primeras etapas de la Revelación de Dios?
Desde el principio, Dios se manifiesta a Adán y Eva, nuestros primeros padres, y les invita a una íntima comunión con Él. Después de la caída, Dios no interrumpe su revelación, y les promete la salvación para toda su descendencia. Después del diluvio, establece con Noé una alianza que abraza a todos los seres vivientes.
 
8. ¿Cuáles son las sucesivas etapas de la Revelación de Dios?
Dios escogió a Abram llamándolo a abandonar su tierra para hacer de él «el padre de una multitud de naciones» (Gn 17, 5), y prometiéndole bendecir en él a «todas las naciones de la tierra» (Gn 12,3). Los descendientes de Abraham serán los depositarios de las promesas divinas hechas a los patriarcas. Dios forma a Israel como su pueblo elegido, salvándolo de la esclavitud de Egipto, establece con él la Alianza del Sinaí, y le da su Ley por medio de Moisés.
Los Profetas anuncian una radical redención del pueblo y una salvación que abrazará a todas las naciones en una Alianza nueva y eterna. Del pueblo de Israel, de la estirpe del rey David, nacerá el Mesías: Jesús.

9. ¿Cuál es la plena y definitiva etapa de la Revelación de Dios?
La plena y definitiva etapa de la Revelación de Dios es la que Él mismo llevó a cabo en su Verbo encarnado, Jesucristo, mediador y plenitud de la Revelación. En cuanto Hijo Unigénito de Dios hecho hombre, Él es la Palabra perfecta y definitiva del Padre. Con la venida del Hijo y el don del Espíritu, la Revelación ya se ha cumplido plenamente, aunque la fe de la Iglesia deberá comprender gradualmente todo su alcance a lo largo de los siglos.
«Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar» (San Juan de la Cruz)

10. ¿Qué valor tienen las revelaciones privadas?
Aunque no pertenecen al depósito de la fe, las revelaciones privadas pueden ayudar a vivir la misma fe, si mantienen su íntima orientación a Cristo. El Magisterio de la Iglesia, al que corresponde el discernimiento de tales revelaciones, no puede aceptar, por tanto, aquellas “revelaciones” que pretendan superar o corregir la Revelación definitiva, que es Cristo.
(Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica)

jueves, 21 de febrero de 2013

El Vaticano en directo

Recientemente hemos incorporado a nuestro blog la señal en directo del Centro Televisivo Vaticano, para que nuestros lectores tengan la oportunidad de vivir en tiempo real los últimos días del Pontificado de S.S. Benedicto XVI, con la retransmisión de los últimos actos públicos que celebrará el Papa en Roma, siendo de especial interés el rezo del Ángelus el próximo domingo día 24, o la que se espera multitudinaria Audiencia General, en la plaza de San Pedro, el miércoles 27 a las 10,30, acto que servirá de despedida al Santo Padre. Asimismo transmitiremos en directo el momento en el que Benedicto XVI aborde el helicóptero que lo llevará a la residencia de Castel Gandolfo, poco antes de que deje de ser Papa el jueves 28 de febrero a las 17,00 horas, tres horas antes de que entre en vigor su renuncia.

La señal de la Televisión Vaticana, que en ausencia de programación, nos ofrece una panorámica en vivo de la Plaza de San Pedro, permanecerá activa en nuestro blog durante los días de la celebración del Cónclave  hasta la proclamación del nuevo Vicario de Cristo, con lo que asistiremos también en directo a este acontecimiento histórico para la vida de la Iglesia y del orbe católico.

Con esta nueva iniciativa que incorporamos, pretendemos seguir nuestra propia línea informativa y de divulgación, ofreciendo la actualidad más inmediata y de interés a nuestros lectores, ante lo cual otros blogs y webs no les quedan más recursos que intentar imitarnos, copiando torpemente nuestras informaciones, fotografías y contenidos para estar a nuestra altura, eso sí, siempre mal y tarde. Por algo será.



miércoles, 20 de febrero de 2013

Peregrinación a la Iglesia Parroquial de Almonte con motivo del Año Jubilar




El Año Jubilar en Almonte y El Rocío 

El pasado 15 de Agosto, el Excmo. y Rvdmo. Sr. José Vilaplana Blasco, Obispo de Huelva, daba solemne apertura del Año Santo Jubilar Mariano en El Rocío concedido por S.S. el Papa Benedicto XVI, con motivo de la celebración del Bicentenario del Rocío Chico, tras haber hecho su proclamación el domingo de pentecostés durante la misa del Real en la Aldea.

El Año Santo Jubilar en El Rocío se extenderá hasta el 8 de Septiembre de este año donde los peregrinos que visiten a Ntra. Sra. del Rocío podrán conseguir Indulgencia Plenaria


El Papa concede este Jubileo Extraordinario por petición expresa al Papa de José García, párroco de Almonte, y Juan Ignacio Reales, presidente de la Hermandad Matriz, con motivo de la celebración del Bicentenario de la proclamación del voto perpetuo de acción de gracias a la Santísima Virgen, que dio origen al Rocío Chico. Esto convierte a El Rocío en un referente para la cristiandad mundial, de una forma especial, mientras dura el Año Santo. Por este acontecimiento, el Santuario de Ntra. Sra. del Rocío se adscribe a la Basílica Papal de Santa María la Mayor, primer templo dedicado a la Santísima Madre de Dios, con lo que establece especial vínculo espiritual.
           
 Nuestro jubileo católico tiene su origen en el jubileo hebreo, en el Antiguo Testamento. Procede del hebreo "yobel", que significa cuerno de un carnero y procede de dicha palabra porque era el instrumento que se usaba para proclamar ante el pueblo que comenzaba el jubileo.
            
El Año Jubilar se establece en el libro del Levítico, que dice así: “Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresara a su familia” (Lev. 25, 10). Era un año muy especial para los hebreos. Se celebraba cada cincuenta años y era un año de fiesta, de alegría, pero sobre todo de misericordia, conversión y perdón, ya que era un año en el que la tierra era devuelta a sus antiguos propietarios, los esclavos eran liberados, se redimían todas las deudas y cada casa recuperaba a sus miembros ausentes.

 Será Bonifacio VIII el primer Papa que proclame un Jubileo Cristiano en el año 1.300. Para nosotros, los cristianos, el año jubilar también significa alegría y fiesta, porque celebramos la misericordia y el amor que Dios tiene por cada uno de nosotros. Es el año de la misericordia y el perdón. Y es un año en el que la Iglesia, que por Jesús tiene el poder de las llaves, es decir, de administrar la gracia salvadora de Cristo a todos los hombres, ofrece la remisión de las penas de nuestros pecados si cumplimos una serie de exigencias o requisitos.

La Iglesia celebra tres tipos distintos de Jubileo:
Ordinario: se celebra cada 25 años en toda la Cristiandad (en 2000 fue el último).
Extraordinario: se proclama de forma extraordinaria por la celebración de un hecho destacado. En España se ha celebrado en Santiago de Compostela, Liébana (Cantabria), Utrera, Santo Domingo de La Calzada (La Rioja) y Canjáyar (Almería). Este año se incorpora a esta reducida lista El Rocío.
“In perpetuum”: son Jubileos adscritos a zonas de peregrinación, que se celebran de forma periódica. Sólo existen 6 lugares en el mundo que reciben esta gracia: Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana, Caravaca de la Cruz y Urda.

En este año Santo Jubilar, el Papa ha otorgado a los cristianos que cumplan las exigencias que establece la Iglesia, la indulgencia plenaria, es decir, la remisión de todas las penas que hayamos cometido. Esta remisión la podemos aplicar por nosotros o por nuestros difuntos. Volvemos a recordar que no es el perdón de los pecados, de eso ya se encarga la confesión sacramental, sino de las penas que mereceríamos por ellos.


¿Cómo conseguir la Indulgencia Plenaria?

Para conseguir el Jubileo por medio de Ntra. Sra. del Rocío es necesario cumplir los siguientes preceptos entre el 15 de agosto de 2012 y el 8 de septiembre de 2013:
• Confesión sacramental
• Comunión eucarística
• Oración por las intenciones del Papa
• Peregrinación ante la imagen de Ntra. Sra. del Rocío
• Participación en algún acto sagrado, procesión o ejercicio de piedad mariana
• Oración y meditación ante la imagen, concluyendo con la oración Dominical, el Símbolo de la Fe e invocaciones a la Santísima Virgen María.

Los fieles que por avanzada edad, enfermedad u otra causa de gravedad no puedan realizar la peregrinación durante el periodo indicado, podrán obtener la Indulgencia Plenaria cumpliendo los siguientes preceptos:

• Arrepentimiento sincero de cualquier pecado
• Intención firme de cumplir los preceptos anteriores cuando sea posible
• Unión a las celebraciones jubilares y seguimiento de las mismas
• Ofrecimiento a Dios por la intercesión de María de sus dolores e incomodidades


El Año Jubilar Mariano y Rociero es una oportunidad que Dios, a través de su Iglesia, nos brinda para dar gracias por la misericordia infinita de Dios, nuestro Padre, y para cambiar todos los aspectos oscuros de nuestra vida, empezando a trabajar de nuevo por adecuarnos más a las exigencias del Evangelio. Este año jubilar es un tiempo fuerte que nos invita a peregrinar hacia Dios Padre, teniendo clara nuestra meta: Jesucristo, principio y fin de todo lo creado.

Se prevén numerosos eventos especiales relacionados con este tiempo de gracia en Almonte y El Rocío. El Año Santo Jubilar incluye más de 200 actividades sociales, culturales, lúdicas, festivas y artísticas desarrolladas por el Ilmo. Ayuntamiento de Almonte y que complementarán el programa religioso desarrollado por la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte y el Ilmo. Ayuntamiento de Almonte. 

Rocío Chico 2012, Venida, Peregrinaciones extraordinarias, Navidad, Fiesta de la Luz, Semana Santa, Función Principal, Ida de la Virgen, Romería 2013, Saca de las Yeguas, Procesión extraordinaria y Bicentenario del Rocío Chico en 2013 son los hitos que coincidirán por primera y única vez en la historia multiplicando la expectación y la envergadura de una serie de eventos que reúnen a millones de personas.

Exposiciones, conciertos, teatros, rutas gastronómicas, espectáculos audiovisuales, conferencias, mesas redondas, performances, publicaciones, medios digitales y todo tipo de acciones que marcarán un hito al situar al municipio de Almonte como centro cultural privilegiado.


(Fuente: Daniel J. Carmona; http://hagaselasemanasanta.blogspot.com.es)

lunes, 18 de febrero de 2013

La cuaresma del Año de la Fe


Queridos hermanos y hermanas:

Con la bendición e imposición de la ceniza comenzábamos el pasado miércoles el tiempo santo de Cuaresma. La invitación a la oración, el ayuno y la limosna, que nos hacía la liturgia de ese día, nos indica el camino a seguir en este tiempo fuerte del año litúrgico, en el que todos estamos llamados a la conversión,  que nos prepara para celebrar el Misterio Pascual, centro de la fe y de la vida de la Iglesia. La participación en el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte, que actualizaremos litúrgicamente en la Vigilia Pascual, exige ciertamente un “pueblo bien dispuesto” (Lc 1,17), a través de la meditación más asidua de la Palabra de Dios, la penitencia, el dominio de nuestras pasiones y la práctica de la caridad.

Iniciamos la Cuaresma del Año de la fe. En el precioso mensaje para este tiempo santo, que el Papa nos ha dirigido, reflexiona sobre la relación entre fe y caridad, entre creer en Dios y el amor que nos lleva a la entrega a Dios y a los demás. Nos recuerda el  Papa que la fe  es en primer término  la adhesión personal a las verdades que Dios nos ha revelado y la Iglesia nos enseña; pero es además la respuesta del hombre al amor gratuito y «apasionado» que Dios tiene por nosotros y que se manifiesta plenamente en Jesucristo.  Por  ello, la fe compromete al  entendimiento, pero  también al  corazón, la voluntad y el sentimiento. 

Muy consciente de la  profundidad de la crisis económica en el llamado primer mundo, que en el tercer mundo es una situación crónica y mucho más lacerante, el Papa titula su Mensaje con estas palabras: Creer en la caridad suscita caridad. «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16). En este Año de la Fe, nos invita a vivir la Cuaresma desde la caridad.  Nos dice que la fe, que  es encuentro con Dios en  Jesucristo, debe suscitar en nosotros  el amor y  la apertura al otro,  ya que  la fe  actúa por la caridad. El cristiano –nos dice el Papa- es una persona conquistada por el amor de Cristo y, movido por este amor, debe abrirse de modo profundo y concreto al amor al prójimo, pues  “la caridad de Cristo nos apremia” (2 Co  5,14).  Esta actitud nace ante todo de la conciencia de que el Señor nos ama, nos perdona, incluso nos sirve, se inclina a lavar los pies de los apóstoles y se entrega a sí mismo por nosotros en la Cruz. Dios, pues, es amor y nosotros los cristianos, con admiración e infinita gratitud, hemos de acoger ese amor que nos precede y nos reclama, siendo para nuestros hermanos epifanía del amor de Dios. Sólo así nuestra fe llegará verdaderamente “a actuar por la caridad” (Ga 5,6). 

Afirma el Papa en su Mensaje que no podemos separar u oponer fe y caridad.  Ambas virtudes teologales están íntimamente unidas.  La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de la comunión con el Señor, para servir a  nuestros hermanos, paliando sus carencias e incontables sufrimientos, sin olvidar que la obra de caridad  más grande  es la evangelización, que es la promoción más alta e integral de la persona humana. 

Una fe sin obras es como un árbol sin frutos. Fe y caridad son virtudes que se necesitan recíprocamente. La Cuaresma nos invita cada año al ayuno, la mortificación, la penitencia y la limosna. Nos invita también, y mucho más en este año,  a alimentar la fe a  través de la oración más intensa y prolongada, la  escucha atenta de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos, para convertirnos,  crecer en caridad, en amor a Dios  y a nuestros hermanos que sufren las consecuencias terribles de la crisis económica. Que como el Buen Samaritano, nos bajemos de nuestra cabalgadura para curar y vendar sus heridas, tan sangrantes y tan dolientes, compartiendo con ellos nuestros bienes. 

En la praxis penitencial de la antigüedad cristiana, la Cuaresma era un tiempo propicio para la renovación de la fraternidad, la reconciliación, el perdón de las mutuas ofensas, y también para compartir con los pobres el 
producto del ayuno.  En la coyuntura que estamos viviendo, fruto de la crisis económica, hemos de redescubrir y promover esta práctica penitencial de la primitiva Iglesia. Por ello, pido a las comunidades cristianas de la Archidiócesis que, junto a las prácticas cuaresmales tradicionales, intensifiquen el ayuno personal y comunitario, destinando a los pobres, a través de nuestras Cáritas, aquellas cantidades que gracias al ayuno se puedan recoger. De este modo, nos prepararemos a celebrar fructuosamente los acontecimientos redentores, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

Deseándoos una Cuaresma verdaderamente santa, para todos mi saludo fraterno y mi bendición.


El Arzobispo de Sevilla
Juan José Asenjo Pelegrina



sábado, 16 de febrero de 2013

Fallecimiento de Marifé de Triana


La pasada madrugada ha fallecido la tonadillera Marifé de Triana a los 76 años de edad a consecuencia de un cáncer en la localidad de Torremolinos, donde residía desde hace dos décadas.

La capilla ardiente de María Felisa Martínez López, conocida como Marifé de Triana, ha quedado instalada desde las 11.00 horas de este sábado en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Torremolinos a modo de reconocimiento oficial de cariño y respeto a la artista.

Marifé de Triana nació en Burguillos, Sevilla, el 13 de septiembre de 1937. Cuando aún no contaba un año de edad su familia se traslada a Sevilla, donde viven en la calle Alfarería, del barrio sevillano de Triana, de ahí su nombre artístico. A los nueve años, tras la muerte de su padre, la familia se instaló en Madrid.

Comenzó a trabajar en el mundo de la canción a los once años, actuando los sábados y domingos en los pueblos de los alrededores de Madrid. Con doce años hizo su primera gira como profesional por Galicia.

Marifé en la romería de la Divina Pastora
con los niños Dolores y Hermenegildo Sanz
(1959) 
Su gran debut fue en el Price, de la mano del empresario Juan Carcellé. En 1956 graba su primer disco, cuyo tema "Torre de arena" se convirtió inmediatamente en el número uno de los "Cuarenta Principales", y sigue siendo una de las canciones clásicas de su repertorio.

La artista, que recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo en diciembre de 2011, cosechó éxitos continuos con canciones como "La emperaora", "Vendo la sombra", "La loba", "Te he de querer mientras viva", "Tres puñales" o "María de la O", una de las más conocidas. La célebre tonadillera participó en varias ocasiones en los espectáculos folclóricos que se organizaban en la plaza del Llano con motivo de la romería y el besamanos de la Divina Pastora de Cantillana..

Desde aquí queremos transmitir las condolencias a su familia por la pérdida de esta gran artista, principal referente durante décadas de la canción española y andaluza.

Marifé en la romería. Marifé de Triana, tras participar en 1959 en el espectáculo folclórico de la Plaza de Llano, acudió a la romería, donde la vemos en esta fotografía en una caseta rodeada de pastoreños como Vicente Espinosa, Victoria Campos, Emilia Lozano La Cabea, Soledad Castellano, Pastora Conde, Ana Tirado, la niña Mati Saiz, Julián Saiz, Consuelo y Antonia Tirado.

viernes, 15 de febrero de 2013

Año de la Fe, año del Catecismo (I)


En este Año de la Fe promulgado por Benedicto XVI, se conmemora el vigésimo aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, publicado en otoño de 1992 por el Papa Juan Pablo II. En él se expone de forma orgánica, sistemática e íntegra la fe de la Iglesia en el lenguaje acreditado por la tradición.

El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica es un texto más breve y más fácil de leer, que contiene todos los elementos esenciales de la Fe y de la moral católica, formulados de una forma sencilla y accesible a todos, y en el que se encuentra la exposición armoniosa y auténtica de cuanto los católicos tenemos que creer y de aquello que hemos de practicar. Siguiendo la estructura del Catecismo, se divide en cuatro partes en las que, como dijo Benedicto XVI “se presenta a Cristo profesado como Hijo Unigénito del Padre, como perfecto Revelador de la verdad de Dios y como Salvador definitivo del mundo; a Cristo celebrado en los sacramentos, como fuente y apoyo de la Iglesia; a Cristo escuchado y seguido en obediencia a sus mandamientos, como manantial de la existencia nueva en la caridad y en la concordia; y a Cristo imitado en la oración, como modelo y maestro de nuestra actitud orante ante el Padre”.

Desde nuestro blog hace tiempo que nos sumamos a la difusión del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, ofreciéndolo a nuestros lectores en la sección de “Formación Permanente”, donde se encuentra el texto íntegro a su disposición. En este Año de la Fe queremos darle un protagonismo especial a esta publicación vital para la evangelización y la transmisión de la fe, por lo que a lo largo del año vamos a ir desglosando periódicamente su contenido desde este espacio que hoy, en este comienzo del tiempo santo de la Cuaresma, estrenamos, porque, como dice nuestro Arzobispo Juan José Asenjo, su difusión “puede contribuir a dar un nuevo impulso a la evangelización, a la catequesis y a la renovación y fortalecimiento de nuestra fe en este año de gracia”, constituyéndose como “un instrumento de formación, información y consulta de las familias cristianas, como ayuda en la educación de los hijos en la fe y como vehículo de comunión de todos los cristianos de Sevilla en la misma fe de la Iglesia”.


CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (COMPENDIO)

 PRIMERA PARTE
LA PROFESIÓN DE LA FE

PRIMERA SECCIÓN
«CREO» – «CREEMOS»

1. ¿Cuál es el designio de Dios para el hombre?
Dios, infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventurada. En la plenitud de los tiempos, Dios Padre envió a su Hijo como Redentor y Salvador de los hombres caídos en el pecado, convocándolos en su Iglesia, y haciéndolos hijos suyos de adopción por obra del Espíritu Santo y herederos de su eterna bienaventuranza.

CAPÍTULO PRIMERO
EL HOMBRE ES «CAPAZ» DE DIOS

«Tú eres grande, Señor, y muy digno de alabanza (…). Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti» (San Agustín).

2. ¿Por qué late en el hombre el deseo de Dios?
Dios mismo, al crear al hombre a su propia imagen, inscribió en el corazón de éste el deseo de verlo. Aunque el hombre a menudo ignore tal deseo, Dios no cesa de atraerlo hacia sí, para que viva y encuentre en Él aquella plenitud de verdad y felicidad a la que aspira sin descanso. En consecuencia, el hombre, por naturaleza y vocación, es un ser esencialmente religioso, capaz de entrar en comunión con Dios. Esta íntima y vital relación con Dios otorga al hombre su dignidad fundamental.

3. ¿Cómo se puede conocer a Dios con la sola luz de la razón?
A partir de la Creación, esto es, del mundo y de la persona humana, el hombre, con la sola razón, puede con certeza conocer a Dios como origen y fin del universo y como sumo bien, verdad y belleza infinita.

4. ¿Basta la sola luz de la razón para conocer el misterio de Dios?
Para conocer a Dios con la sola luz de la razón, el hombre encuentra muchas dificultades. Además no puede entrar por sí mismo en la intimidad del misterio divino. Por ello, Dios ha querido iluminarlo con su Revelación, no sólo acerca de las verdades que superan la comprensión humana, sino también sobre verdades religiosas y morales, que, aun siendo de por sí accesibles a la razón, de esta manera pueden ser conocidas por todos sin dificultad, con firme certeza y sin mezcla de error.

5. ¿Cómo se puede hablar de Dios?
Se puede hablar de Dios a todos y con todos, partiendo de las perfecciones del hombre y las demás criaturas, las cuales son un reflejo, si bien limitado, de la infinita perfección de Dios. Sin embargo, es necesario purificar continuamente nuestro lenguaje de todo lo que tiene de fantasioso e imperfecto, sabiendo bien que nunca podrá expresar plenamente el infinito misterio de Dios.

martes, 12 de febrero de 2013

Restauración de un lienzo de la Divina Pastora del Convento de Capuchinos de Sevilla




Recientemente ha sido restaurada en los talleres de Gestionarte una interesante pintura de la Divina Pastora procedente del Convento de Capuchinos de Sevilla. Según sus restauradores, "por varias razones estilísticas, como son la dulzura del rostro, el tratamiento de los árboles o la ausencia de elementos vegetales en un primer plano, sería correcto emplazarla sobre mitad del siglo XIX, en época isabelina".

Como ya sabemos, para dar forma a la devoción pastoreña, el propio Fray Isidoro de Sevilla encargó al pintor Miguel Alonso de Tovar, discípulo de Murillo, la realización de una pintura  mediante las siguientes directrices:

 “En el centro y bajo la sombra de un árbol, la virgen santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto, hasta las rodillas, de blanco pellico, ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el contorno de su cuerpo, y hacia el derecho, en las espaldas, llevará el sombrero pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá unas rosas y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con que la veneran. En lontananza se verá una oveja extraviada y perseguida por el lobo – el enemigo- emergente de una cueva con afán de devorarla, pero pronuncia el Ave María, expresado por un rótulo en su boca, demandando auxilio; y aparecerá el Arcángel San Miguel, bajando del cielo con el escudo protector y la flecha, que ha de hundir en la testuz del lobo maldito”. A partir de ese momento, prácticamente todas las composiciones pastoreñas mantendrían los mismos elementos sin modificación alguna.

"En el caso que nos ocupa,  la obra representa una escena al aire libre, en el campo, apareciendo en primer término y como eje central de la composición la imagen de la Virgen María como “pastora”. Se representa sentada, con vestiduras de color rojo y celeste acariciando, con su mano derecha, una oveja y portando en la izquierda un ramillete de rosas. Al fondo, una escena secundaria con el Arcángel San Miguel. Lo complementa un marco en madera dorada de época".
Fuente.: Gestionarte

lunes, 11 de febrero de 2013

Renuncia de S.S. el Papa Benedicto XVI


Benedicto XVI ha anunciado oficialmente que renuncia al pontificado por su "edad avanzada". A continuación, les ofrecemos el texto íntegro con las palabras del Papa en las que anuncia su renuncia al pontificado:

"Queridísimos hermanos,

Os he convocado a este Consistorio, no solo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.

Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.

Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.

Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.

Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.

Vaticano, 10 de febrero 2013."

Viaje a Sevilla con motivo del Vía Crucis Extraordinario


El Grupo Joven de nuestra Hermandad ha organizado un viaje a Sevilla con motivo de la celebración en Sevilla del Via Crucis Extraordinario del Año de la Fe, el próximo domingo 17 de febrero. La reserva de asientos podrá realizarse en la Casa Hermandad o llamando al teléfono 622905018, al precio de 10 euros. La salida está prevista para las tres de la tarde.

Toda la información sobre el Via Crucis (Itinerarios,horarios de las Hermandades, etc.)


El Arzobispado de Sevilla ha recalcado que este Via Crucis Extraordinario que se celebrará en los alrededores de la Catedral, es un acto de piedad popular que engloba a toda la Archidiócesis, y como tal se incluye entre las celebraciones diocesanas del Año de la Fe. Para su celebración, la Junta Superior del Consejo General de Hermandades y Cofradías de la ciudad de Sevilla, bajo la presidencia del delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, don Manuel Soria Campos, acordó designar catorce sagradas imágenes, una por cada estación del Via Crucis:

1ª estación. Jesús en el Huerto de los Olivos (Sagrada Oración de Jesús en el Huerto. Hdad. de Montesión)

2ª estación. Jesús es traicionado por Judas y arrestado (Ntro. Padre Jesús de la Redención en el Beso de Judas. Hdad. de la Redención)

3ª estación. Jesús es condenado por el Sanedrín (Ntro. Padre Jesús en su Soberano Poder ante Caifás. Hdad. de San Gonzalo)

4ª estación. Jesús es negado por Pedro (Ntro. Padre Jesús de la Paz. Hdad. del Carmen Doloroso)

5ª estación. Jesús es juzgado por Pilatos (Ntro. Padre Jesús cautivo ante Pilatos. Hdad. de Torreblanca)

6ª estación. Jesús es flagelado y coronado de espinas (Ntro. Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje. Hdad. de san Esteban)

7ª estación. Jesús carga con la cruz (Ntro. Padre Jesús de la Salud. Hdad. de los Gitanos)

8ª estación. Jesús es ayudado por el cirineo (Ntro. Padre Jesús de la Pasión. Hdad. de Pasión)

9ª estación. Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén  (Ntro. Padre Jesús del Gran Poder)

10ª estación. Jesús es crucificado (Ntro. Padre Jesús de las Penas. Hdad. de la Estrella)

11ª estación. Jesús promete su Reino al Buen Ladrón (Stmo. Cristo de la Conversión del Buen Ladrón. Hdad. de Montserrat)

12ª estación. Jesús en la cruz, la Madre y el discípulo (Stmo. Cristo de las Siete
Palabras. Hdad. de las Siete Palabras)

13ª estación. Jesús muere en la cruz ( Stmo. Cristo de la Expiración. Hdad. del Cachorro)

14ª estación. Jesús es depositado en el sepulcro (Stmo. Cristo Yacente. Hdad. del Santo Entierro) 


Acceder desde aquí para ver las 14 imágenes del Via Crucis de la Fe  (Fuente: ABC de Sevilla)

sábado, 9 de febrero de 2013

Fray Leopoldo de Alpandeire, el Santo del pueblo.

Hoy 9 de febrero, Memoria Litúrgica del Beato Fray Leopoldo de Alpandeire, compartimos con nuestros lectores este documental de 25 minutos de duración, con guión de Fray Fernando Linares, sobre la vida y obra del Beato Fray Leopoldo de Alpandeire.

Incluye testimonios de personas que le conocieron en vida, su devoción a la Divina Pastora, su relación con el Beato Marcelo Spínola, rodaje en lugares importantes para él y entrevistas a hermanos capuchinos, que nos ayudarán a entender su santidad.



        

9 de febrero: Memoria litúrgica del Beato Fray Leopoldo de Alpandeire.


Fray Leopoldo, cuyo nombre de pila era Francisco Tomas Sánchez Márquez nació en Alpandeire, en el corazón de la serranía rondeña, en 1864. Fue campesino hasta los 35 años. Durante ese tiempo pasó sus días en aquel pequeño pueblecito, cerca de Ronda. Su vida estaba regulada por las faenas del campo, de sol a sol, pero no olvidaba su misa y sus rezos diarios; todo ello iba unido en perfecta armonía a los problemas de las modestísimas condiciones económicas de la familia y ligado a las labores del campo.

Con 35 años llegó desde su pueblo natal, Alpandeire, a la metrópoli sevillana y se hizo capuchino siguiendo las huellas de San Francisco. Desde entonces se llamó Fray Leopoldo. Desde el momento en que fue acogido en el convento de los Capuchinos de Sevilla comenzó una nueva vida. Aquel joven y vigoroso labrador seguiría trabajando en el campo, en la huerta conventual, pero ya todo sería diferente.
Tras breves periodos de estancia en los conventos de Antequera y de Sevilla, pasaría 50 años como limosnero en el convento de Granada, hasta que murió el 9 de febrero de 1956.

Fray Leopoldo vivió la pobreza más absoluta. Se le veía día tras día, con la alforja al hombro, recorrer las calles de Granada, callejear rincones y plazas, siempre con una gran sonrisa impresa en el rostro; la mirada sonriente que penetraba en lo más profundo de los corazones, la mano tendida, no sólo para sí y sus hermanos, sino para aquellos que tenían aún menos que él y a los cuales acompañaba, alegre, elevando sus corazones y distribuyendo alegría y caridad conjuntamente.

El 18 de diciembre de 2007 el Papa Benedicto XVI, en audiencia concedida al cardenal José Saraiva Martins, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, autorizó la publicación del Decreto sobre la Heroicidad de las Virtudes de Fray Leopoldo, pasando a ser, desde ese día, Venerable.

El 19 de diciembre de 2009 fue aprobado el milagro que por su intercesión ahora le lleva a los altares, fijándose la fecha del 12 de septiembre de 2010, en Granada, para su beatificación, que fue presidida por monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Se fijó entonces como fecha para su memoria litúrgica el 9 de febrero, día de su muerte de 1956

El perfil de Fray Leopoldo

Fray Leopoldo fue hijo de un pequeño pueblo malagueño de labriegos –Alpandeire-, de padres humildes, sencillos y cabalmente cristianos. Y sus durezas y hermosuras le curtieron. Fue bautizado con el nombre de Francisco. Sí, Francisco fue su nombre de pila, y el santo y seña de su consagración y testimonio.

Y es que, en efecto, la providencia se sirvió de la predicación itinerante de los capuchinos para suscitar y despertar en él, ya en relativamente avanzada edad, la vocación consagrada, la vocación franciscana y capuchina. En sus primeros años de consagración y misión deambuló fugazmente por distintos conventos de su provincia religiosa, por escasos periodos de tiempo, para llegar después a Granada y permanecer en este lugar por espacio de más de medio siglo, donde fue muy querido y popular. Su solo nombre levantaba multitudes mientras el añoraba la vida oculta y escondida. Y es que pasó por la vida haciendo el bien y repartiendo la limosna de la misericordia, la limosna del Evangelio.

Amó con pasión filial y expansiva a María Santísima hasta el punto de ser conocido el fraile de las Tres Avemarías. Y fray Leopoldo hasta María se llamaba –se quiso llamar- de segundo nombre. Padeció largas y dolorosas enfermedades. Y sus cicatrices le curaron y nos curaron. Y murió ya en edad provecta, anciana, rodeado del afecto y de la admiración de cuantos le rodeaban. Recorrió, al igual que otros muchos santos, que otros muchos franciscanos, caminos comunes y paralelos, caminos distintos y divergentes, caminos, en suma de santidad. Y llegaron a la misma meta: al Dios que amaba hasta lo más profundo de su corazón, al Dios que es.

Y, sí, así en la tierra como en el cielo, se le conoció y se le conoce por sus obras, por sus alforjas llenas de amor, por su humildad, por su minoridad, por saber cargar con la cruz –la propia y las de la sufriente humanidad- por su vida de oración y de penitencia, por su existencias de fidelidad a la Regla Franciscana y a la Iglesia, por el admirable ejercicio del amor.

"Dios, Padre misericordioso, que has llamado al Beato Leopoldo a seguir las huellas de tu Hijo Jesucristo por la senda de la humildad, la pobreza y el amor a la cruz, concédenos imitar sus virtudes para participar junto a él en el banquete del Reino de los cielos”
(Publicado por: Ecclesia)


Ante el Via Crucis Magno


Por iniciativa del Arzobispado, con la colaboración inestimable del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, en la tarde del próximo día 17 de febrero, primer domingo de Cuaresma, va a tener lugar en nuestra ciudad el llamado Vía Crucis Magno, en el que participarán catorce imágenes señeras de la Semana Santa sevillana.

Es seguro que asistirá una gran multitud de fieles y que serán miles los que contemplen este acto, esencialmente de piedad y de culto, a través de la televisión. Será éste el modo más visible y hermoso con el que el mundo cofrade, tan importante en nuestra Archidiócesis, celebrará el Año de la Fe, en el que se han implicado con gran interés todas las Hermandades de la Archidiócesis con actos especiales de culto y con programas bien concretos de caridad, de formación y catequesis sobre el Símbolo de la fe.

El ejercicio del Vía Crucis es una práctica piadosa bendecida secularmente por la Iglesia y primada con numerosas indulgencias, que ha hecho muchísimo bien a tantas generaciones de cristianos, que desde la Edad Media se han acercado con compunción del corazón a meditar los misterios de la Pasión y Muerte del Señor.

Es ésta una práctica devota eminentemente andaluza, puesto que fue el Beato dominico Álvaro de Córdoba quien, en los comienzos del siglo XV, a la vuelta de una peregrinación a Tierra Santa, erigió en el convento de Scala Coeli, en la Sierra de Córdoba, el primer Vía Crucis, unas pequeñas capillas en las que mandó pintar las principales escenas de la Pasión del Señor, popularizando así esta devoción que pertenece también a la entraña más profunda de la religiosidad sevillana.

Efectivamente, fue don Fadrique Enríquez de Ribera, primer Marqués de Tarifa y Adelantado Mayor de Andalucía, quien propicia en Sevilla la celebración de un Vía Crucis popular en la Cuaresma del año 1521, que pervivirá durante siglos. Tal ejercicio se iniciaba en la capilla de su casa de Sevilla, la llamada Casa de Pilatos, hoy palacio de los Duques de Medinaceli. Finalizaba en el humilladero gótico de la Cruz del Campo, construido en 1380, distante de la citada casa 997 metros, los mismos que distaba el Pretorio de Pilatos del Monte Calvario. Ni qué decir tiene que desde Andalucía se extendió el Vía Crucis por todo Occidente, y desde Sevilla por toda la América hispana.

En nombre de la Archidiócesis, agradezco al Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla su trabajo ingente a lo largo de los últimos meses. Doy las gracias también al Ayuntamiento de la ciudad por su colaboración extraordinaria y a las Hermandades que prestan sus sagradas imágenes con gran generosidad. Dios quiera que sean muchos los fieles que, tomando como punto de partida este Vía Crucis, comiencen a gustar la riqueza espiritual que esta práctica piadosa encierra. Celebraría igualmente que la contemplación de tanta belleza y la escucha de los textos escritos en su día por el Beato Juan Pablo II, a los que se han añadido breves consideraciones del Arzobispo, ayuden a los fieles a vivir con fruto el recorrido por los hitos estelares de la Pasión del Señor, penetrándose de los mismos sentimientos de Cristo, el cual siendo de condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, tomó la condición de esclavo, abajándose hasta la muerte y una muerte de cruz (Fil 2, 5-8).

De eso se trata en el ejercicio del Vía Crucis, en el que nos adentramos en la meditación de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo y en su camino hacia el Calvario, admirando la infinitud de su amor por la humanidad y por cada uno de nosotros. Contemplar los momentos cimeros de la epopeya de nuestra salvación, contemplar su silencio en el juicio inicuo de los sumos sacerdotes, considerar la cobardía cómplice de Pilatos, sus tres caídas en la Vía Dolorosa, los dolores acerbísimos de la flagelación y de la coronación de espinas, su crucifixión y la lanzada del soldado que abre su corazón; contemplar, en suma, su muerte redentora por nuestros pecados, debe movernos a la conversión, al cambio de vida y a la vuelta a Dios.
Al mismo tiempo, hemos de decidirnos de una vez por todas a responder con amor a su entrega generosa y preguntarnos, como hace San Ignacio en los Ejercicios Espirituales: “Qué he hecho por Cristo, qué hago por Cristo, qué debo hacer por Cristo”. De igual modo, la contemplación del amor inmenso de Jesús por nosotros nos debe llevar a renovar y fortalecer nuestra fraternidad, a amar y servir a nuestros hermanos, especialmente los más pobres y necesitados, con los que Él se identifica. Así nos lo dice el apóstol San Juan: “Si Dios nos ha amado de esta manera, también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos” (1 Jn 4,11).

Para todos los que participen o contemplen el Vía Crucis, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina