Pontificia, Real, Ilustre, Franciscana y Muy Antigua Hermandad del Santo Rosario de la Divina Pastora de las Almas y Redil Eucarístico -CANTILLANA-

domingo, 14 de octubre de 2012

Otro mes de septiembre para el recuerdo


Un año más el pastoreño mes de septiembre quedó grabado en la memoria con el esplendor  acostumbrado, repitiéndose momentos de inigualable belleza, devoción sincera y entusiasmo desbordado con la vista puesta en la dueña de nuestros corazones, la Divina Pastora. El traslado al Risco, en la noche del 31 de agosto, supuso de nuevo el punto de partida de las fiestas. Durante el mismo, la Virgen se pasearía triunfalmente por las naves del templo parroquial, literalmente henchido de fieles y devotos, hasta coronar el altar desde el que presidiría la Solemne Novena. Ésta comenzaría el 7 de septiembre, y esa misma noche tendría lugar el Santo Rosario de hermanas, las cuales acudieron masivamente a la cita anual acompañando al simpecado de la Virgen, como desde hace siglos vienen haciendo todas las pastoreñas, en la víspera de su fiesta principal. Al día siguiente, día 8, festividad litúrgica de la Sacrosanta Natividad de Nuestra Señora, tuvo lugar por la mañana la Función Principal de Instituto de su Hermandad, con Solemne Pontifical concelebrado, que ofició el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla, y en el que al ofertorio se hizo pública protestación de fe en los dogmas y verdades que enseña nuestra Santa Madre Iglesia, en la piadosa creencia de la mediación universal de la Santísima Virgen, así como la renovación del voto y juramento en pro de la Realeza Universal de la Soberana Señora.

En su homilía el Sr. Arzobispo invitó a los miembros de la hermandad y a todos los devotos de la Divina Pastora a ser testigos ejemplares del Señor Resucitado, con la palabra y con la vida, a ser luz que alumbre a todos, cercanos y lejanos, siendo siempre y en todo lugar coherentes con el evangelio. La solemnidad de la función religiosa se vio reforzada por la interpretación, por parte del coro de la hermandad, de las antiguas coplas y plegarias que forman parte de su amplio y centenario repertorio musical, acompañada de órgano y violín, volviendo a resonar sus dulces y delicadas notas en el día de la Divina Pastora. Al término de la Función el Sr. Arzobispo felicitó a la Junta de Gobierno por la buena preparación y organización de ésta, así como al coro de la Hermandad por la interpretación de tan bellas y antiguas partituras, aprovechando la ocasión para animar a todos los hermanos y devotos a seguir a María profundizando en esta devoción de la Divina Pastora de las Almas.

A las diez en punto de la noche, la imagen de la Divina Pastora, saldría por las puertas de la iglesia parroquial, recorriendo las calles de la feligresía en Procesión Triunfal de Gloria entre el fervor y el entusiasmo desbordado de su pueblo, teniendo su punto culminante, sobre la medianoche, en la calle Martín Rey, donde tradicionalmente la Virgen es despojada de su sombrero de Pastora bajo una inmensa lluvia de pétalos de rosas, suelta de palomas y el estruendo de numerosos cohetes multicolores, en un momento excelso de gloria inenarrable en el que todas las miradas están puestas sobre la Divina Pastora, única protagonista del momento, y en el que se desborda el amor de sus hijos entre vivas, clamores y vítores.
Siguiendo su camino, al llegar al arco de la calle Veredas, se quemaron dos palos de fuego, recuperándose felizmente esta curiosa imagen de antaño que muchos no habían llegado a conocer. La procesión prosiguió su tradicional recorrido en una noche brillante y única en la que el entusiasmo general volvió a hacerse patente con los sones del Turuta al subir la Cuesta del Reloj, donde el paso apenas podía avanzar debido al gentío allí congregado, en una chicotá inacabable que sólo los costaleros pastoreños, con su esfuerzo y tesón, saben realizar a la perfección. Finalmente la Virgen hizo su entrada en el templo parroquial sobre las cinco y media de la madrugada  arropada por una inmensa multitud de devotos que la acompañaron en todo momento durante su recorrido, aclamándola continuamente.

Los días siguientes prosiguió la Solemne Novena, predicada por fray Ángel de León, en la que los devotos de la Divina Pastora asistirían noche tras noche llenando el templo todos los días hasta llegar a la última jornada, donde al final de la misma tuvo lugar la Solemne Procesión con Su Divina Majestad por las calles adyacentes a la parroquia. A las 11,30 de la noche saldría el Santo Rosario de hermanas, terminando estos cultos con la entrada del mismo en el templo parroquial, sede fundacional y residencia canónica de la Hermandad.

Tras el paréntesis acostumbrado, y con el recuerdo aún presente de todo lo vivido, llegaría la semana de la romería, que comenzaría el mismo lunes 24 con el reparto del Bando en la Casa de la Cultura y la proyección de la película de las fiestas; el martes y el miércoles las calles ya se llenarían de ambiente festivo con la quema de los populares toros de fuego en diferentes puntos de la localidad, escuchándose las primeras sevillanas y comenzando a poblarse con caballistas y coches de caballos hasta altas horas de la madrugada. El jueves, debido a las inclemencias del tiempo, no pudo salir el Santo Rosario que, sin embargo, fue rezado en el interior del templo, siendo cantados los misterios por el coro de la hermandad. Por el mismo motivo también tuvo que ser suspendido el espectáculo previsto en la plaza del Llano que iba a ofrecer la artista Marta Quintero.
La lluvia se prolongó bien entrada la mañana del viernes hasta que al mediodía se comenzó a montar el escenario de la coronación en la plaza del Llano, donde por la noche serían coronadas las Romeras Mayor e Infantil, señorita Maria Nieves Rubio Apresa y la niña Águeda María Ramos Pablo, acompañadas de sus respectivas Damas, estando el pregón de la romería a cargo de don Enrique Barrera Jiménez, quien pronunció una extraordinaria proclama de nuestras fiestas que levantó el aplauso de los presentes en repetidas ocasiones. Al amanecer del sábado 29, el pueblo se despertaría con el estruendo continuo de tracas y cohetes y las alegres dianas de los tamborileros. A las diez de la mañana salió de la parroquia, entre el repique de sus campanas, el simpecado de la Divina Pastora para ser colocado en su carreta de plata e iniciar el camino en Romería hasta su santuario en la pastoreña aldea de Los Pajares, acompañado de cientos de caballistas, miles de peregrinos, coches de caballos y carretas típicamente engalanadas. Como siempre al llegar a la calle de Martín Rey se rezó el Ángelus y varios grupos de sevillanas le cantaron a la Virgen. Al llegar al puente sobre el río Viar se cantó la Salve, al decidir acertada y responsablemente la Junta de Gobierno desistir de vadear el río por su cauce, teniendo en cuenta las recomendaciones de la Guardia Civil y del Seprona, por el peligro que podía suponer para la integridad física de los romeros el cruzarlo, debido a las últimas lluvias y al nivel del cauce y la fuerza de la corriente que el mismo llevaba, hecho que lejos de suponer un contratiempo dio paso a imágenes poco habituales, como el ver a toda la comitiva romera ocupando literalmente toda la carretera y el puente en una inmensa marea humana en torno a la carreta de plata, recordando aquellos primeros años de Romería, en los que también se tomaba este mismo camino.

Sobre las tres y media el simpecado de la Divina Pastora entraría en su santuario y a continuación el ambiente festivo y pastoreño se propagó por toda la aldea. Ya por la tarde después de la Santa Misa tuvo lugar el recibimiento de las hermandades pastoreñas de Capuchinos, Triana y Padre Pío de Sevilla, de Aracena, y las asociaciones de Almadén de la Plata y Villanueva del Río. Más tarde, a las doce de la noche, salió de la ermita el Santo Rosario, en el que participaron todas ellas junto a la hermandad anfitriona. A las once y media de la mañana del domingo 30 de septiembre se celebró la Santa Misa de Romeros en la que participó el coro de la hermandad y que este año era aplicada por el eterno descanso del Padre fray Claudio de Trigueros, cuyos restos fueron trasladados al santuario hacía 25 años.

El camino de vuelta comenzaría a las ocho de la tarde y, una vez  normalizada la situación del día anterior en su cauce, la carreta tomó el camino del río, que se iluminó con bengalas cuando ésta lo cruzó, momento de singular belleza que se repite cada año y que causa la admiración de todos los que tienen la oportunidad de contemplarlo. La comitiva romera hizo su entrada en el pueblo sobre las diez de la noche, siendo recibida por los espectáculos pirotécnicos de las avenidas del Guadalquivir, Andalucía y Nuestra Señora de la Soledad, hasta llegar a la plaza del Llano donde cientos de caballistas con N.H. el capuchino fray Miguel de Cantillana a la cabeza, hicieron la tradicional ofrenda al simpecado, que haría su entrada alrededor de las dos de la madrugada en la parroquia, para permanecer en ella durante todo el año y donde la imagen de la Divina Pastora había estado expuesta a la veneración de los fieles en Devoto Besamanos desde las diez de la noche. De esta forma, una vez más, se culminó con broche de oro el mes festivo que el pueblo de Cantillana dedica a la Divina Pastora de las Almas.

Desde aquí queremos agradecer la colaboración de todas aquellas personas que, de una u otra forma, colaboran activamente con la Junta de Gobierno en la organización de nuestras fiestas como el grupo joven, pilar fundamental de la misma, los costaleros, el coro, los que ayudan en el montaje del Risco, de los escenarios de la plaza del Llano o de la calle Martín Rey, los alcaldes de carreta, la Escuela de Tamborileros, los que colaboran en el pedido, las demandantas, las papeleteras , los colaboradores en la venta de recuerdos ... y a todos aquellos que se levantan todos los días pensando qué pueden hacer por su hermandad y de esta forma, entre todos, seguir sumando y no restando, como algunos pretenden inútilmente, día tras día, desde otros foros de opinión, cada vez más cerrados y minoritarios, persiguiendo otro tipo de intereses. Para ellos dejamos la crítica fácil y destructiva, deshonrándose a sí mismos, que, mientras tanto, los pastoreños de corazón, le pese a quien le pese, seguirán gustosamente dedicando su tiempo, sus esfuerzos y su empeño a lo que sus predecesores han venido haciendo desde hace casi tres siglos, generación tras generación, superando obstáculos, guerras y vicisitudes históricas, sin personalismos ni vanidades, y que no ha sido otra cosa que honrar, alabar y ensalzar por encima de todo a la Madre de Dios como Divina Pastora de las Almas.

 ¡Viva la Divina Pastora !



1 comentario:

berna rejo dijo...

VIVA LA PASTORA DIVINA!!!!
VIVA LA MADRE DE DIOS!!!!
Todo por y para Ella.