Pontificia, Real, Ilustre, Franciscana y Muy Antigua Hermandad del Santo Rosario de la Divina Pastora de las Almas y Redil Eucarístico -CANTILLANA-

jueves, 26 de febrero de 2015

Catecismo de la Iglesia Católica (XIX)

EL MISTERIO PASCUAL EN LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA

224. ¿Qué son los sacramentos y cuántos hay?
Los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, a través de los cuales se nos otorga la vida divina. Son siete: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden y Matrimonio. 

225. ¿Qué relación existe entre los sacramentos y Cristo?
Los misterios de la vida de Cristo constituyen el fundamento de lo que ahora, por medio de los ministros de su Iglesia, el mismo Cristo dispensa en los sacramentos.
«Lo que era visible en nuestro Salvador ha pasado a sus sacramentos»
(San León Magno).
226. ¿Cuál es el vínculo de los sacramentos con la Iglesia?
Cristo ha confiado los sacramentos a su Iglesia. Son «de la Iglesia» en un doble sentido: «de ella», en cuanto son acciones de la Iglesia, la cual es sacramento de la acción de Cristo; y «para ella», en el sentido de que edifican la Iglesia. 

227. ¿Qué es el «carácter» sacramental?
El carácter sacramental es un sello espiritual, conferido por los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del Orden. Constituye promesa y garantía de la protección divina. En virtud de este sello, el cristiano queda configurado a Cristo, participa de diversos modos en su sacerdocio y forma parte de la Iglesia según estados y funciones diversos. Queda, por tanto, consagrado al culto divino y al servicio de la Iglesia. Puesto que el carácter es indeleble, los sacramentos que lo imprimen sólo pueden recibirse una vez en la vida. 

228. ¿Qué relación tienen los sacramentos con la fe?
Los sacramentos no sólo suponen la fe, sino que con las palabras y los elementos rituales la alimentan, fortalecen y expresan. Celebrando los sacramentos la Iglesia confiesa la fe apostólica. De ahí la antigua sentencia: «lex orandi, lex credendi», esto es, la Iglesia cree tal como reza. 

229. ¿Por qué los sacramentos son eficaces?
Los sacramentos son eficaces ex opere operato («por el hecho mismo de que la acción sacramental se realiza»), porque es Cristo quien actúa en ellos y quien da la gracia que significan, independientemente de la santidad personal del ministro. Sin embargo, los frutos de los sacramentos dependen también de las disposiciones del que los recibe. 

230. ¿Por qué los sacramentos son necesarios para la salvación?
Para los creyentes en Cristo, los sacramentos, aunque no todos se den a cada uno de los fieles, son necesarios para la salvación, porque otorgan la gracia sacramental, el perdón de los pecados, la adopción como hijos de Dios, la configuración con Cristo Señor y la pertenencia a la Iglesia. El Espíritu Santo cura y transforma a quienes los reciben. 

231. ¿Qué es la gracia sacramental?
La gracia sacramental es la gracia del Espíritu Santo, dada por Cristo y propia de cada sacramento. Esta gracia ayuda al fiel en su camino de santidad, y también a la Iglesia en su crecimiento de caridad y testimonio. 

232. ¿Qué relación existe entre los sacramentos y la vida eterna?
En los sacramentos la Iglesia recibe ya un anticipo de la vida eterna, mientras vive «aguardando la feliz esperanza y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo» (Tt 2, 13).

domingo, 22 de febrero de 2015

Evangelio y reflexión del primer Domingo de Cuaresma


Lectura del Santo Evangelio según san Marcos (1,12-15):

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»




“Se quedó cuarenta días en el desierto.”
    Yendo al desierto, Jesús entra en la historia de salvación de su pueblo, el pueblo elegido. Esta historia empieza después de la salida de Egipto por una migración de cuarenta años por el desierto. En el centro de este tiempo de cuarenta años están los encuentros “cara a cara” con Dios: esos cuarenta días de Moisés en la montaña, en ayuno absoluto, lejos de su pueblo, en la soledad de la nube, en la cima de la montaña (Ex 24,18). Del núcleo de estos días surge la fuente de la revelación. Volvemos a encontrar el espacio de cuarenta días en la vida de Elías: perseguido por el rey Acab, el profeta camina cuarenta días por el desierto, volviendo así al origen de la alianza, a la voz de Dios, para un nuevo comienzo de la historia de salvación (1R 19,8).

    Jesús entra en esta historia. Revive las tentaciones de su pueblo, las tentaciones de Moisés. Como Moisés, ofrece su vida por el pueblo: con tal que el pueblo se salve, está dispuesto a dar su vida (Ex 32,32). Así, Jesús será el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Será el auténtico Moisés que “está en el seno del Padre” (Jn 1,18), cara a cara con él para revelar al Padre. En los desiertos del mundo, él es la fuente de agua viva (Jn 7,38), palabra de vida, camino, verdad y vida (Jn 14,6). Desde la cruz nos entrega la alianza nueva. Auténtico Moisés, él entra por la resurrección en la tierra prometida que Moisés no alcanzó, y por la cruz, Jesús nos abre las puertas del reino. 

Cardenal José Ratzinger [Benedicto XVI, Papa de 2005 a 2013]

miércoles, 18 de febrero de 2015

Cuaresma: Tiempo de conversión.

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.

La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

Cómo vivir la Cuaresma

Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.

Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).

Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, y la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno. La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.

De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, Ia vivencia de Ia caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de Ia caridad; si deseamos Ilegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialisimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados". Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos construyendo en el otro "el bien más precioso y efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana". (San Juan Pablo II).

(Fuente: Aciprensa)

lunes, 16 de febrero de 2015

Cabildo General Ordinario



La Pontificia, Real, Ilustre, Franciscana y Muy Antigua Hermandad del Santo Rosario de la Divina Pastora de las Almas y Redil Eucarístico, de Cantillana, celebrará, en cumplimiento de su Regla 30ª, Cabildo General Ordinario, convocando a todos los hermanos mayores de 18 años, el próximo día 21 de febrero (sábado) a las 4,00 de la tarde (en primera convocatoria y media hora más tarde en segunda), en la Iglesia Parroquial, ante la imagen de la Divina Pastora de las Almas, con el siguiente orden del día:

1-     Invocación al Espíritu Santo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria y oración a la Divina Pastora de las Almas.

2-     Lectura y aprobación, si procede, del acta del último Cabildo General Ordinario.

3-     Lectura y aprobación, si procede, de las cuentas del ejercicio anterior.

4-     Lectura y aprobación, si procede, de los nuevos proyectos y presupuestos.

5-     Informe del Hermano Mayor.

6-     Ruegos y preguntas sobre los puntos del orden del día.

7-     Avemaría y canto a la Divina Pastora de las Almas.

martes, 10 de febrero de 2015

Galería fotográfica de la peregrinación con el Divino Pastorcito (II)

Publicamos hoy unas interesantes  fotografías que amablemente nos ha enviado Jesús Ferrera Salguero, para su publicación en nuestro blog, de la peregrinación con el Divino Pastorcito para conmemorar la Fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el Templo y Purificación de Nuestra Señora, celebrada el pasado sábado 7 de febrero. Todas aquellas personas que estén interesadas en ver publicadas sus fotografías, nos las pueden enviar al correo electrónico actuapast@gmail.com.









lunes, 9 de febrero de 2015

Galería fotográfica de la peregrinación con el Divino Pastorcito

El pasado sábado 7 de febrero, todos los pastoreños podemos presumir de haber vivido una jornada histórica, con la salida de la imagen del Divino Pastorcito, desde la parroquia, con motivo de la peregrinación que nuestra hermandad realiza anualmente al santuario de la Divina Pastora, para conmemorar la Fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el Templo y Purificación de Nuestra Señora. Para ello, la imagen del Divino Pastor fue portada por los jóvenes de la hermandad, en un templete de plata realizado para la ocasión, acompañado por una multitud de fieles que lo siguieron en todo momento hasta su entrada en el santuario de la Divina Pastora. Allí, tras la bendición del fuego y la procesión de las candelas, fueron presentados y consagrados a la Virgen, los niños de la hermandad nacidos el pasado año. El ambiente festivo continuó hasta altas horas de la madrugada, alrededor de las numerosas candelas instaladas por las calles de la aldea pastoreña.

A continuación reproducimos una selección de imágenes tomadas del amplísimo reportaje realizado por Luis Manuel Sánchez Marchena, publicado en su blog En tu Camarín , que recoge los mejores momentos de este memorable día que quedará en el recuerdo de todo buen pastoreño.