La devoción a la Divina Pastora de las Almas nos ayuda a
considerar el cuidado materno de la Virgen María para con cada uno de sus
hijos. También fray Isidoro de Sevilla quiso reflejar en la iconografía de la Pastora
el dogma de la Inmaculada Concepción: el arcángel San Miguel lucha contra el
dragón que representa al diablo. La Virgen María, sentada junto a sus ovejas,
está fuera del alcance del Maligno. Ella, por especial privilegio de Dios, se
ha visto libre de la mancha del pecado original. Está libre desde el momento de
su concepción: eres toda hermosa y no hay mancha en ti.
El Señor ha querido contar con su Madre, la Virgen María,
para realizar en el mundo la Redención. Así que de muy diversas maneras a través
de Ella los hombres y mujeres de todos los tiempos y de todos los lugares han
alcanzado cierto conocimiento de las cosas divinas y han palpado la presencia
de Dios no sólo allá en lo alto, sino muy cercano a cada uno y a cada una.
En algunos lugares la Virgen se ha aparecido a personas
normalmente de condición humilde, y con motivo de estas apariciones se han
construido diversos santuarios por todo el mundo, en los que los fieles
cristianos podemos reconciliarnos con Dios y renovarnos espiritualmente. La
Virgen de Fátima, de Lourdes, y otros muchos de alcance local. En
Hispanoamérica la devoción a la Virgen está muy extendida: la Virgen de
Guadalupe en México, la Virgen de Luján en Argentina... Gracias a esta devoción
mariana se ha mantenido la fe del pueblo.
En Venezuela se veneran las siguientes imágenes de la
Virgen: La Virgen de Betania, la Virgen de Chiquinquirá (la Chinita), la Virgen
de Coromoto y la Divina Pastora.
Allí el comienzo de la veneración por la Divina Pastora se
remonta al año de 1736, fecha en que el párroco de Santa Rosa encargó a un
famoso escultor que le hiciera una estatua de la Inmaculada Concepción. No
obstante, por una extraña equivocación, en lugar de la Inmaculada, llegó al
pueblo la imagen de la Divina Pastora. De inmediato el párroco quiso
devolverla, pero por mucho que lo intentaron, no pudieron levantar el cajón
donde habían colocado la imagen. A partir de este momento la población
interpretó este raro acontecimiento como señal de que la Divina Pastora quería
quedarse entre ellos. Posteriormente, durante los sucesos del terremoto de
1812, el templo donde se veneraba a la Divina Pastora fue destruido, pero su
imagen quedó milagrosamente intacta, hecho que reforzó la creencia de los
fieles de Santa Rosa de que la Virgen quería quedarse siempre entre ellos para
protegerlos.
Finalmente, a mediados del siglo XIX venezolano tuvo lugar
un acontecimiento que contribuiría a la consolidación definitiva de la Divina
Pastora como patrona del Estado de Lara. En 1855, se desató en Venezuela una
terrible epidemia de cólera. Muchas familias de Barquisimeto fueron diezmadas
por el terrible mal, ante lo cual fueron completamente inútiles medicinas,
lamentos y plegarias. Desesperados y como último remedio, los pobladores
decidieron sacar en procesión por las calles de Barquisimeto la imagen de la
Divina Pastora para implorar su misericordia, la cual fue concedida, ya que a
partir de ese mismo día, cesó la epidemia de cólera. Es por esto que en
recuerdo de ese hecho, todos los 14 de enero se traslada, en una procesión
multitudinaria y fervorosa, la Divina Pastora a Barquisimeto desde su iglesia
de Santa Rosa. [...]
Fernando I. García Álvarez-Rementería, párroco de Cantillana
(Cantillana y su Pastora, nº 9)