Pontificia, Real, Ilustre, Franciscana y Muy Antigua Hermandad del Santo Rosario de la Divina Pastora de las Almas y Redil Eucarístico -CANTILLANA-

domingo, 27 de enero de 2013

Nuestras secciones (III)


Rezo del Santo Rosario online.


Acceder desde aquí al rezo del Santo Rosario online
Hoy presentamos a nuestros lectores una nueva sección en la que podrán acceder al rezo de los misterios del Santo Rosario de forma online en cualquier momento, según el día que corresponda: misterios gozosos (lunes y sábados), misterios dolorosos (martes y viernes), misterios gloriosos (miércoles y domingos) y misterios luminosos (jueves). Esta novedosa propuesta que incluye nuestro blog, se hace eco de las recomendaciones de Su Santidad el Papa Benedicto XVI para este Año de la Fe, en el que nos anima a “redescubrir el rezo del Rosario” y a “valorar esta oración tan querida del pueblo cristiano”.

El rezo del Santo Rosario es inherente a nuestra hermandad desde su fundación por fray Isidoro de Sevilla en 1720, estableciéndose en la parroquia el primer rosario de mujeres existente en Cantillana, y único durante mucho tiempo, con el propósito y fin de cantar y rezar públicamente los misterios del rosario por las calles de la feligresía, acompañando al simpecado con la imagen de la Divina Pastora de las Almas. Hoy día, son cinco los rosarios públicos que celebramos anualmente en nuestra hermandad: el rosario de la víspera del día de la Divina Pastora, el rosario de la última noche de novena, el rosario de la aurora en la fiesta litúrgica de la Madre del Buen Pastor, el rosario preparatorio de la romería y el rosario por la aldea de la Divina Pastora.

La propia representación de la Virgen María como Divina Pastora nos invita también al rezo del Santo Rosario. El Padre Isidoro, en las directrices que dejó escritas para su representación iconográfica, especificaba que alrededor de la Divina Pastora debían disponerse “muchas ovejitas, cada una con una rosa en la boca, y su Majestad las toma con su siniestra mano; símbolo de las Ave Marías, que le cantan en su devotísima Corona, que son místicas rosas que le ofrecen, y su Majestad cariñosa mucho las recibe”.
           
El rezo del Rosario surge aproximadamente en el año 800 a la sombra de los monasterios, como Salterio de los laicos. Dado que los monjes rezaban los salmos (150), a los laicos, los cuales en su mayoría no sabían leer, se les enseñó a rezar 150 Padrenuestros. Al pasar el tiempo, se formaron otros tres salterios con 150 Avemarías, 150 alabanzas en honor de Jesús y 150 alabanzas en honor de María.

En el año 1365 se hizo una combinación de los cuatro salterios, dividiendo las 150 Avemarías en 15 decenas y poniendo un Padrenuestro al inicio de cada una de ellas. En 1500 se estableció, para cada decena, la meditación de un hecho de la vida de Jesús o María, y así surgió el actual Rosario de quince misterios.

La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214 de una forma milagrosa: cuando la Virgen se apareciera a Santo Domingo y se lo entregara como un arma poderosa para la conversión de los herejes y otros pecadores de esos tiempos. Desde entonces su devoción se propagó rápidamente alrededor del mundo con increíbles y milagrosos resultados.

El Santo Rosario es considerado como la oración perfecta porque junto con él se une la majestuosa historia de nuestra salvación. Con el rosario, de hecho, meditamos los misterios de gozo, de dolor y de gloria de Jesús y María. Es una oración sencilla, humilde como María y accesible a todos. Es una oración que podemos hacer con Ella, la Madre de Dios. De su mano nos dejamos conducir para contemplar el rostro de Cristo: rostro alegre, luminoso, doloroso y glorioso. Con el Ave María la invitamos a que rece por nosotros.

El pasado mes de octubre, el Papa Benedicto XVI exhortó a los católicos a “valorizar la oración del Rosario en el próximo Año de la Fe”. Con el Rosario, explicó, "nos dejamos guiar por María, modelo de fe, en la meditación de los misterios de Cristo, y día a día somos ayudados a asimilar el Evangelio, de tal manera que pueda dar forma a toda nuestra vida. Por lo tanto, tras la huellas de mis predecesores, en particular del Beato Juan Pablo II, quien hace diez años nos dio la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, invito a rezar el Rosario personalmente, en familia y en comunidad, colocándonos en la escuela de María, que nos conduce a Cristo, centro vivo de nuestra fe".

“El Rosario no se contrapone a la oración litúrgica; es más, constituye un complemento natural e ideal, en particular como preparación y como acción de gracias a la celebración eucarística. Si la Eucaristía es para el cristiano el centro de la jornada, el Rosario contribuye de manera privilegiada a dilatar la comunión con Cristo, y a mantener fija en Él la mirada del corazón para irradiar sobre todos y sobre todo su amor misericordioso”.

El paso del tiempo, las costumbres modernas, y la innovación de formas de oración, no pueden dejar a un lado el rezo del Santo Rosario, devoción antaño tan arraigada en la vida de muchos cristianos y de nuestras familias. Nosotros, como católicos y como devotos de la Divina Pastora de las Almas, hemos de ser también fervientes devotos del Rosario, como recomienda S.S. Benedicto XVI, en este Año de la Fe.

Que el rezo piadoso y consciente del Santo Rosario nos traiga la paz al alma y nos una más estrechamente a María para vivir auténticamente nuestro cristianismo.