Queridos hermanos y hermanas:
Una de las obras menos conocidas de nuestra Archidiócesis, pero más necesarias y actuales es la Fundación Cardenal Spínola de Lucha contra el Paro, institución de carácter canónico, erigida por mi antecesor el Cardenal Amigo Vallejo en el año 1990 por iniciativa del Secretariado de Orientación Social y Justicia y Paz de nuestra Iglesia particular. La obra, que tiene su sede en el Arzobispado y en la que todos sus miembros son voluntarios, está encomendada a la protección del Beato Cardenal Spínola, que se distinguió a principios del siglo pasado por su lucha contra las desigualdades sociales y la pobreza.
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Otra actividad importante de la Fundación es el estudio de los problemas sociales con el fin de ir creando entre nosotros una decidida conciencia social enraizada en el Evangelio y en la Doctrina Social de la Iglesia. En este sentido se han publicado documentos de estudio y divulgación en colaboración con las Facultades de Ciencias Económicas, Empresariales y de Derecho de la Universidad de Sevilla sobre las relaciones laborales ante el nuevo escenario socio-económico, el desempleo en Andalucía, la situación laboral de la mujer en nuestra región, la globalización, la inmigración y el empleo, la economía sumergida, etc. También se publican hojas trimestrales de información y se han organizado jornadas de estudio.
Si en 1990 tenían pleno sentido los fines y actividades de la Fundación Cardenal Spínola, hoy día la formación de la conciencia social de solidaridad con los parados y todas las actividades que realiza la Fundación para mitigar el paro y sus consecuencias están más justificadas que nunca. No es cuestión de repetir las cifras y porcentajes de parados en Andalucía y en España. Son, por desgracia, sobradamente conocidos. Precisamente porque las cifras son pavorosas, porque soy consciente del sufrimiento y del deterioro que el paro produce en tantas familias, de las sequelas psicológicas que produce en tantos hermanos nuestros, llamo a la puerta de los corazones de los buenos cristianos de Sevilla para que ayuden a la Fundación con sus donativos o suscripciones mensuales, trimestrales, semestrales o anuales. Por mi parte, recuerdo a los rectores de la Fundación que cuentan con el afecto, el aprecio y el apoyo más explícito del Arzobispo, dispuesto siempre a ayudarles en lo que esté en su mano.
"En la noche de la vida, nos juzgarán del amor" dice bellamente San Juan de la Cruz. Así será indudablemente. La caridad, la compasión, los sentimientos de piedad con los pobres y con los que sufren serán los criterios supremos de discernimiento en el momento crucial del Juicio. Entonces el Señor llamará benditos y les franqueará la puerta de la gloria a aquellos que han acogido y servido a los hambrientos y sedientos, a los que no tienen un techo donde cobijarse, a los desarrapados, a los enfermos o encarcelados. Entonces comprenderemos cuánta verdad encierra lo que nos dice San Juan en su primera carta: "No podemos decir que amamos a Dios a quien no vemos si no amamos al prójimo a quien vemos".
Cada uno de nosotros participamos al menos el domingo en la Eucaristía, que siempre nos pone en el camino de los hermanos. Ella es "sacramento de piedad, signo de unidad y vínculo de caridad", como escribiera San Agustín. En el cuerpo de Cristo entregado y en su sangre derramada tenemos todos la mejor escuela de fraternidad y de servicio gratuito. Junto a la Eucaristía, aprendemos a ponernos a los pies de los parados para servirles, a ponernos de su parte y en su lugar, a acogerlos y ofrecerles compasión, afecto, ayuda y amor abnegado
Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.
+ Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla.