
Hoy en día se estima en más de 2 millones y medio, la
cantidad de devotos y peregrinos que acuden todos los años procedentes de
distintas partes de Venezuela y del mundo para acompañar a la Divina Pastora en
su camino, considerándose una de las manifestaciones religiosas más
multitudinarias de Latinoamérica. Este año se celebra su visita número 157,
para la que estrenará un vestido de color dorado, en varias tonalidades,
confeccionado en honor al Año de la
Fe que celebra la
Iglesia.
Posteriormente, durante los sucesos del terremoto de 1812,
el templo donde se veneraba la Divina Pastora fue destruido, pero su imagen
quedó milagrosamente intacta, hecho que reforzó la creencia de los fieles de
Santa Rosa de que la Virgen
quería quedarse siempre entre ellos para protegerlos.
Finalmente, a mediados del siglo XIX en el pueblo venezolano
tuvo lugar un acontecimiento que contribuiría a la consolidación definitiva de la Divina Pastora como
patrona del estado Lara. En 1855, se desató en Venezuela una terrible epidemia
de cólera. Muchas familias de Barquisimeto fueron diezmadas por el terrible
mal, ante lo cual fueron completamente inútiles medicinas, lamentos y
plegarias. Desesperados y como último remedio, los pobladores decidieron sacar
en procesión por las calles de Barquisimeto la imagen de la Divina Pastora para
implorar su misericordia, especialmente, un sacerdote llamado Macario Yepez, el
Párroco de la Iglesia de
la Concepción, afectado por la enfermedad pidió a la Divina Pastora ser
el último que muriera de Cólera, petición que fue concedida, ya que a partir de
ese mismo día, cesó la epidemia de cólera. Es por esto que en recuerdo de ese
hecho, todos los 14 de enero se traslada, en una procesión multitudinaria y
fervorosa, la Divina
Pastora a Barquisimeto desde su iglesia de Santa Rosa.