En este Año de la
Fe promulgado por Benedicto XVI, se conmemora el vigésimo
aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica ,
publicado en otoño de 1992 por el Papa Juan Pablo II. En él se expone de forma
orgánica, sistemática e íntegra la fe de la Iglesia en el lenguaje acreditado por la
tradición.
El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica
es un texto más breve y más fácil de leer, que contiene todos los elementos
esenciales de la Fe
y de la moral católica, formulados de una forma sencilla y accesible a todos, y
en el que se encuentra la exposición armoniosa y auténtica de cuanto los
católicos tenemos que creer y de aquello que hemos de practicar. Siguiendo la
estructura del Catecismo, se divide en cuatro partes en las que, como dijo
Benedicto XVI “se presenta a Cristo profesado como Hijo Unigénito del Padre,
como perfecto Revelador de la verdad de Dios y como Salvador definitivo del
mundo; a Cristo celebrado en los sacramentos, como fuente y apoyo de la Iglesia ; a Cristo
escuchado y seguido en obediencia a sus mandamientos, como manantial de la
existencia nueva en la caridad y en la concordia; y a Cristo imitado en la
oración, como modelo y maestro de nuestra actitud orante ante el Padre”.
Desde nuestro blog hace tiempo que nos sumamos a la difusión
del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica , ofreciéndolo a nuestros
lectores en la sección de “Formación Permanente”, donde se encuentra el texto
íntegro a su disposición. En este Año de la Fe queremos darle un protagonismo especial a esta
publicación vital para la evangelización y la transmisión de la fe, por lo que
a lo largo del año vamos a ir desglosando periódicamente su contenido desde
este espacio que hoy, en este comienzo del tiempo santo de la Cuaresma , estrenamos,
porque, como dice nuestro Arzobispo Juan José Asenjo, su difusión
“puede contribuir a dar un nuevo impulso a la evangelización, a la catequesis y
a la renovación y fortalecimiento de nuestra fe en este año de gracia”, constituyéndose
como “un instrumento de formación, información y consulta de las familias
cristianas, como ayuda en la educación de los hijos en la fe y como vehículo de
comunión de todos los cristianos de Sevilla en la misma fe de la Iglesia ”.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
(COMPENDIO)
PRIMERA PARTE
PRIMERA SECCIÓN
«CREO» – «CREEMOS»
1. ¿Cuál es el designio de Dios para el hombre?
Dios, infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo,
en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para hacerle
partícipe de su vida bienaventurada. En la plenitud de los tiempos, Dios Padre
envió a su Hijo como Redentor y Salvador de los hombres caídos en el pecado,
convocándolos en su Iglesia, y haciéndolos hijos suyos de adopción por obra del
Espíritu Santo y herederos de su eterna bienaventuranza.
CAPÍTULO PRIMERO
EL HOMBRE ES
«CAPAZ» DE DIOS
«Tú eres grande, Señor, y muy digno de alabanza (…). Nos has
hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti» (San
Agustín).
2. ¿Por qué late en el hombre el deseo de Dios?
Dios mismo, al crear al hombre a su propia imagen, inscribió
en el corazón de éste el deseo de verlo. Aunque el hombre a menudo ignore tal
deseo, Dios no cesa de atraerlo hacia sí, para que viva y encuentre en Él
aquella plenitud de verdad y felicidad a la que aspira sin descanso. En
consecuencia, el hombre, por naturaleza y vocación, es un ser esencialmente
religioso, capaz de entrar en comunión con Dios. Esta íntima y vital relación
con Dios otorga al hombre su dignidad fundamental.
3. ¿Cómo se puede conocer a Dios con la sola luz de la
razón?
A partir de la
Creación , esto es, del mundo y de la persona humana, el
hombre, con la sola razón, puede con certeza conocer a Dios como origen y fin
del universo y como sumo bien, verdad y belleza infinita.
4. ¿Basta la sola luz de la razón para conocer el
misterio de Dios?
Para conocer a Dios con la sola luz de la razón, el hombre
encuentra muchas dificultades. Además no puede entrar por sí mismo en la
intimidad del misterio divino. Por ello, Dios ha querido iluminarlo con su
Revelación, no sólo acerca de las verdades que superan la comprensión humana,
sino también sobre verdades religiosas y morales, que, aun siendo de por sí
accesibles a la razón, de esta manera pueden ser conocidas por todos sin
dificultad, con firme certeza y sin mezcla de error.
5. ¿Cómo se puede hablar de Dios?
Se puede hablar de Dios a todos y con todos, partiendo de
las perfecciones del hombre y las demás criaturas, las cuales son un reflejo,
si bien limitado, de la infinita perfección de Dios. Sin embargo, es necesario
purificar continuamente nuestro lenguaje de todo lo que tiene de fantasioso e
imperfecto, sabiendo bien que nunca podrá expresar plenamente el infinito misterio
de Dios.