Dejarse amar por el Señor con ternura es difícil, pero es lo que tenemos que pedirle a Dios. Esta fue la invitación del papa Francisco en la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta.
Jesús nos amó tanto, no con palabras sino con hechos y con su vida. El papa lo repitió varias veces en la homilía de hoy, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, que él llama "la fiesta del amor", de un "corazón que ha amado tanto". Un amor que, como repetía San Ignacio, "se manifiesta más en las obras que en las palabras" y que es especialmente "más un dar que recibir".
Bases del amor de Dios
"Estos dos criterios --destacó el Papa--, son como los pilares del amor verdadero", y es el Buen Pastor el que representa en todo el amor de Dios. Él conoce a sus ovejas una a una, "porque el amor no es amor abstracto o general: es el amor hacia cada uno".
"Un Dios que se hace cercano por amor, camina con su pueblo, y este caminar llega a un punto que es inimaginable. Nunca se puede pensar que el mismo Señor se hace uno de nosotros y camina con nosotros, se queda con nosotros, permanece en su Iglesia, en la Eucaristía sigue presente, sigue estando en su Palabra, permanece en los pobres, se queda con nosotros para caminar. Y esta es la cercanía: el pastor cerca de su rebaño, cerca de sus ovejas, que las conoce una por una".
Explicando todavía un pasaje del libro del profeta Ezequiel, Francisco pone de relieve otro aspecto del amor de Dios: el cuidado de la oveja perdida y por aquella herida y enferma:
"¡La ternura! Pero si el Señor nos ama tiernamente. El Señor sabe aquella hermosa ciencia de las caricias, aquella ternura de Dios. No se ama con las palabras. Él se acerca --cercanía--, y nos da aquel amor con ternura. ¡Cercanía y ternura! Estos dos estilos del Señor que se hace cercano y da todo su amor con las cosas aún más pequeñas: con la ternura. Y este es un amor fuerte, porque la cercanía y la ternura nos hacen ver la fortaleza del amor de Dios ".
Llamados a amar
"Pero ¿ustedes aman como yo los he amado?", fue esta la pregunta que se plantea el papa, haciendo hincapié en cómo el amor debe "hacerse cercano al projimo", debe ser "como el del buen samaritano", y en particular, en el signo de la "cercanía y la ternura". ¿Pero cómo devolver todo este amor al Señor? Este fue el otro punto en el que se detuvo Francisco: sin duda "amándolo", hacerse "cercano a Él", "tierno con Él", pero esto no es suficiente:
"Esto puede sonar como una herejía, ¡pero es la verdad más grande! Más difícil que amar a Dios es dejarse amar por Él! La manera de devolver tanto amor es abrir el corazón y dejarse amar. Dejar que Él esté cerca de nosotros y sentirlo cerca. Permitirle que sea tierno, que nos acaricie. Eso es muy difícil: dejarse amar por Él. Y esto es quizás lo que debemos pedir hoy en la misa: "Señor, yo quiero amarte, ¡pero enséñame la difícil ciencia, el difícil hábito de dejarme amar por Tí, de sentirte cercano y tierno!. Que el Señor nos dé esta gracia".
Roma, 07 de junio de 2013 (Zenit.org)
ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
PRIMER DÍA
Acto de Contrición: Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Tú quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido; también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno. Ayudado de tu divina Gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuese impuesta
Oración del día: ¡Oh Corazón amantísimo de Jesús!, coronado por la Santa Cruz, árbol frondoso que se nutre con tu Sangre Preciosísima!; en unión de todos los Santos y almas fervorosas que en todos los tiempos y lugares te han amado, te adoro, te amo con todo mi corazón; y para darte una prueba más patente de mi afecto, renuevo y te ofrezco las promesas que hice en el santo Bautismo, prefiriendo tu gracia y tu amor a todas las riquezas de la tierra. Dame, en cambio, Señor, los verdaderos tesoros y riquezas celestiales, que son las virtudes de tu divino Corazón que, como flores olorosas brotan al pie de tu Cruz, rociadas y regadas con tu preciosa Sangre. Amén.
Un Padrenuestro. Un Avemaría. Un Gloria.
Oración Final: ¡Oh Dios!, protector de cuantos en Ti confían, sin cuyo poder nada hay fuerte, nada hay santo; aumenta en nosotros tus misericordias, para que, siendo Tú quien nos dirijas y nos guíes de tal manera pasemos por las cosas temporales, que no perdamos las eternas. Te lo pedimos por el Corazón de tu Santísimo Hijo Jesús. Amén.
SEGUNDO DÍA:
Acto de Contrición
Oración del día: ¡Oh, Corazón dulcísimo de Jesús!, ceñido de punzantes espinas, símbolo expresivo de nuestras ingratitudes, que te lastiman y de nuestros pecados, que te despedazan, en unión de todos los Espíritus Angélicos, que sin cesar te alaban y se abrazan en tu amor, te adoro, te amo sobre todas las cosas; y en testimonio de este amor, te ofrezco el propósito que te hago de aborrecer todo pecado. Renuncio de una manera particular a laos placeres del sentido, para gozar del dulcísimo placer de amar tu infinita bondad; concédeme, el espíritu de mortificación y apartamiento del mundo, para poder un día formar parte del coro virginal que te seguirá y como corona te rodeará eternamente. Amén.
Un Padre nuestro. Un Avemaría. Un Gloria.
Oración Final
TERCER DÍA:
Acto de Contrición
Oración del día: ¡Oh, Corazón Sacratísimo de Jesús!, rasgado por el hierro de la lanza, como puerta abierta del Paraíso cuya entrada nos franquean los méritos de tu Pasión santísima!; en unión del Corazón Inmaculado de tu Madre, que te ha amado más que todos los Angeles y hombres, te adoro, te amo cuanto me es posible por las soberanas perfecciones que te adornan; y para hacer más eficaz mi amor, te ofrezco la promesa que e hago de propagar cuanto me sea posible el reinado de tu Divino Corazón y la obediencia a tu santa Iglesia y a sus representantes. Dame, Señor, por la intercesión del Corazón de tu Madre, que lo es también mía, la perseverancia final en tu gracia y en la fe de la Iglesia Católica, a fin de vivir morir y reinar eternamente en la morada deliciosa de tu dulcísimo Corazón. Amén.
Un Padre nuestro. Un Avemaría. Un Gloria.
Oración Final